| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez, durante la primera sesión del debate de investidura.
Pedro Sánchez, durante la primera sesión del debate de investidura.

El presidente humillado: dos frases que dejan a Sánchez en la lona

Pedro Sánchez mostró toda su soberbia y su chulería frente al PP y Vox, pero luego los separatistas le bajaron a la realidad: es un presidente marioneta.

| Benjamín López Opinión

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Pedro Sánchez llegó al Congreso de los Diputados por la puerta de atrás, escondido como el delincuente que huye de los españoles. Subió a la tribuna del Congreso de los Diputados dispuesto a incendiar el debate con un discurso, qué paradoja, en el que aludía a la convivencia. Su convivencia consiste en levantar “un muro” contra el PP y Vox, en tratar de liquidarlos como alternativa de Gobierno retratándolos ante la opinión pública como ultras y fascistas peligrosos, como retrógrados y reaccionarios defensores de los intereses de una élite poderosa.

Ese matón de carcajada psicopática se convirtió poco después en un cordero sumiso y cobarde frente a los que mandan, sus socios separatistas con los que ha pactado seguir en el poder a cambio de aprobar la amnistía.

Gabriel Rufián, de ERC, subió al estrado, habló por boca de su jefe, en delincuentes indultado Oriol Junqueras, y bajó los humos a Sánchez, como el señorito a su capataz: “Con nosotros no se la juegue (…) Tenemos capacidad para obligarle”.

 

Miriam Nogueras, de Junts, hablando al dictado del prófugo Carles Puigdemont, usó el mismo tono amenazante y chulesco del enviado de la mafia a cobrar el impuesto al tendero de barrio. “Querría darle un consejo. Con nosotros no pruebe a tentar la suerte”. Y Sánchez calló sin ni siquiera pestañear. Es doloroso ver al presidente del Gobierno de España sometido de esa manera y humillado por los enemigos de su país con los que él mismo ha decidido pactar.

 

España está en manos de un presidente marioneta de unos delincuentes, un presidente humillado que trata de demostrar que no lo está, que manda él, proyectando su ira contra aquellos de los que no depende su sillón: el PP y Vox. Es un pobre hombre, débil con el fuerte y fuerte con el que él cree débil.