| 08 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez en el Congreso
Pedro Sánchez en el Congreso

Pereza

Pedro Sánchez cumple un año de mentiras sobre el covid y la pandemia

| Fernando de Rosa Opinión

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Es famosa la frase sobre la pereza del poeta inglés William Cowper: “Una persona perezosa es un reloj sin agujas, siendo inútil tanto si anda como si está parado”. Realmente, dicha frase define a la perfección al gobierno Sánchez y a su política sanitaria durante la pandemia de la COVID-19, ya que ha demostrado que es absolutamente perezoso a la hora de tomar medidas para adelantarse a las distintas olas cuando ha tenido noticia de su existencia.

Podemos remontarnos a febrero de 2020 cuando miró hacia otro lado para permitir las manifestaciones feministas como ha reconocido la vicepresidenta Yolanda Díaz, sin que le hayan desmentido desde Moncloa, provocando con su inacción miles de infecciones y seguramente miles de fallecimientos, que se podían haber evitado.

Porque estamos ante un gobierno perezoso e indolente, no se pudo tener una provisión de medios de protección para los sanitarios y personal esencial, puesto que cuando reaccionó, el mercado estaba saturado y tuvimos que ver a nuestros sanitarios con bolsas de basura para protegerse. No había test, no había mascarillas, no había Epis, y así tuvimos que tener el confinamiento más duro de Europa, que colapsó nuestra economía.

Pero no aprendió Sánchez y en verano de 2020 salió en los medios de comunicación anunciando que habíamos vencido el virus y que hiciéramos vida normal. En ese momento, el Partido Popular le propuso la necesidad de que se aprobara una ley de pandemias que garantizase el soporte jurídico para poder enfrentarse a las crisis sanitarias que pudieran originarse en el futuro. El gobierno se opuso asegurando que su solución era más eficaz, y en ese momento acuñó la famosa frase de la “cogobernanza”, es decir, que cada comunidad autónoma adoptara las medidas que considerara oportunas, queriendo que creyéramos que la pandemia es responsabilidad de otros y no del gobierno central, y si había enfado ciudadano se dirigiera al gobierno de cada comunidad.

El gobierno se opuso asegurando que su solución era más eficaz, y en ese momento acuñó la famosa frase de la “cogobernanza”, es decir, que cada comunidad autónoma adoptara las medidas que considerara oportunas, queriendo que creyéramos que la pandemia es responsabilidad de otros y no del gobierno central

 Estando en esta situación de pereza, indolencia y caradura se produjo la siguiente ola que provocó que, de nuevo, la situación nos cogiera desprevenidos y sin mecanismos legales. Por eso tuvo que recurrir a la única medida que sabe adoptar este gobierno: restricciones, cierres nocturnos y culpabilizar a la hostelería, verdadero chivo expiatorio del gobierno perezoso. Las Navidades de 2020-21 fueron también unas fiestas con miedo, con familias reunidas solamente de forma virtual, confiando en lo único que no dependía del gobierno que era la vacunación que comenzó el 27 de diciembre, pero seguíamos sin ley de pandemias para dotar de seguridad jurídica a las medidas que se pudieran adoptar.

Esta misma situación la hemos vivido durante todo el año 2021, durante el cual no solamente el gobierno perezoso no actuó con acopio de medidas preventivas sanitarias sino que ha seguido sin querer regular medidas legales que permitieran graduar las limitaciones puntuales de derechos.  Lo triste es que hemos podido comprobar como de nuevo ha habido 17 Navidades diferentes sin que los ciudadanos entendamos cómo no se pudo hacer acopio de test de antígenos y proporcionarlos de forma gratuita para poder ver a la familia en estas fiestas tan señaladas, provocando angustia a muchos ciudadanos que, a escasos días de Nochebuena, estaban desesperadas buscándolos en las farmacias.

Pero claro, el gobierno perezoso volvió a dar muestra de indolencia e improvisación, anunciando que la solución consistía en volver a utilizar mascarillas en exteriores, medida que tuvo que ser aclarada hasta tal punto que muchos ciudadanos no saben a estas alturas cuando y donde deben de utilizarse.

Ante esta situación de ineficacia perezosa, tenemos la realidad que ha puesto de manifiesto el prestigioso The Economist, de que la economía española ha sido la peor gestionada durante la pandemia, entre los 23 países más desarrollados. Todo ello motivado por un gobierno indolente que da igual que esté parado o en funcionamiento porque carece de agujas. Y de nuevo hemos podido comprobar su inutilidad.