| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

Pecados capitales

El “pecado” que está cometiendo este gobierno es la mala utilización de los fondos europeos, cuyo “origen” puede estar en la avaricia, en la pereza, la ira, la envidia, o la soberbia.

| Fernando de Rosa Opinión

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Los siete pecados capitales son, según la enseñanza de la Iglesia Católica, lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia. Santo Tomás de Aquino afirmó que “la palabra capital no hace referencia a que la falta sea de mayor importancia, sino a que estos son el origen del resto de pecados”.

En este sentido, es muy importante analizar esta frase del santo puesto que el “pecado” que está cometiendo este gobierno es la mala utilización de los fondos europeos, cuyo “origen” puede estar en la avaricia, en la pereza, en la ira, en la envidia, o en la soberbia. Hay que descartar por el momento, la lujuria y la gula, aunque atendiendo las últimas sentencias de los ERE de Andalucía que condenan a líderes socialistas no se pueden descartar del todo.

En primer lugar, creo que la avaricia es el motor que está guiando la acción del gobierno, una avaricia que ha hecho que los fondos se estén desviando a los ayuntamientos y comunidades socialistas ninguneando a las administraciones de otro color político, provocando que las cinco comunidades gobernadas por el partido popular y 138 alcaldes populares hayan anunciado que acudirán a la Justicia por la distribución arbitraria de los fondos, incluso el presidente de Cantabria, tan complaciente con Sánchez, ha puesto el grito en el cielo.

Como ejemplo podemos tener lo ocurrido en la Comunidad Valenciana, donde los municipios regidos por el PSOE y su socio Compromís acaparan el 84% del dinero, siendo Alicante, la segunda ciudad mas poblada de la Comunidad y gobernada por el partido popular, la más perjudicada.

No solo la “avaricia” ha guiado hasta ahora la gestión de los fondos europeos, sino también la “pereza”, ya que el gobierno ha admitido que al cierre del ejercicio presupuestario de 2021, solo se han pagado 11 mil millones de euros de los 24.198 millones que se incluyeron en los presupuestos del Estado, provocando que a la economía real apenas haya llegado un 45% de dichos fondos.

La ira gubernamental

También hemos visto que la acción envidiosa y, la ineficacia perezosa del gobierno en la gestión del dinero europeo ha provocado otro pecado capital: “la ira”. Sánchez y sus “palmeros” han salido en tromba acusando al partido popular de “negacionista” por denunciar el uso arbitrario de los fondos comunitarios.

Este ataque de ira gubernamental se complementa con la habitual “soberbia” de unos dirigentes socialistas que sin duda se ven cada vez más desacreditados en Europa, y enrojecen hasta la extenuación cada vez que llegan hasta Bruselas las pruebas de su sectarismo económico.

No podemos olvidar que las autoridades comunitarias ven con muy malos ojos el despilfarro del dinero de los contribuyentes europeos, sobre todo, cuando países como los del centro y norte de Europa ya advirtieron a Sánchez de que estarían muy vigilantes del uso de estos fondos.

El gobierno socialista y comunista ha puesto a pensar a los 1.500 asesores cómo poner palos en las ruedas a los ayuntamientos y comunidades que no son de su color político

La avaricia, la pereza, la ira y la soberbia están guiando a este gobierno hasta el último pecado capital: “la envidia”, una envidia a la gestión económica del Partido Popular que en dos ocasiones logró superar graves crisis económicas provocadas por manirrotos gobiernos socialistas, y que en la actualidad vuelve a demostrarse que son los gobiernos autonómicos populares los que están consiguiendo los mejores datos económicos y de empleo, lo cual es reconocido por los ciudadanos como se vio en las elecciones autonómicas de Galicia y Madrid, y sin duda, lo ratificarán  en febrero las urnas de Castilla y León, y las próximas convocatorias electorales.

Por eso, el gobierno socialista y comunista ha puesto a pensar a los 1.500 asesores cómo poner palos en las ruedas a los ayuntamientos y comunidades que no son de su color político, olvidando que España es un Estado de derecho y que los tribunales de Justicia tienen la última palabra para que la gestión de los fondos europeos no se convierta en arbitrariedad. Pero los “pecados capitales” de este gobierno le impiden ver la realidad.