"No le quites el pan al salmorejo": la advertencia de una nutricionista contra el falso 'light' que triunfa en redes
Eliminar el pan no hace más ligero el salmorejo: la nutricionista Ana Pemán explica el ajuste real que debes hacer.

El salmorejo tradicional mantiene su textura espesa y cremosa gracias al pan, acompañado de jamón y huevo duro.
En un vídeo compartido recientemente, la nutricionista Ana Pemán rompe un mito muy extendido en redes sociales: "No quites el pan al salmorejo", advierte con firmeza desde su cuenta de Instagram. Según explica, la receta tradicional de salmorejo incluye 1 kg de tomate, 100 g de pan que aportan unas 240 kcal y 150 g de aceite de oliva virgen extra, con unas 1.350 kcal en total. Así lo refleja también la tradición culinaria andaluza en el salmorejo cordobés, la receta de la abuela, donde el pan es clave para lograr esa textura espesa y cremosa que define al plato.
El problema surge cuando "para hacerlo más ligero" se elimina el pan, algo que, según Pemán, no solo no reduce calorías de forma adecuada, sino que altera la esencia del plato.
El salmorejo no necesita perder el pan para ser más saludable
Cuando quitas el pan, explica la nutricionista, se eliminan las calorías del pan (240 kcal), pero se pierde también la textura cremosa y la sensación de saciedad. El salmorejo queda "mucho más líquido y seguramente menos saciante".
Un error común que hace que la receta clásica mediterránea sea menos nutritiva y satisfactoria. Como afirma Ana: "No quites el pan al salmorejo".

El salmorejo cordobés, una receta clásica andaluza, destaca por su cremosidad y sencillez de ingredientes.

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El giro inteligente: mantener pan, reducir aceite
Pemán propone una fórmula justa y deliciosa: mantener los 100 g de pan pero reducir el aceite de 150 g a solo 30 g. Con esta modificación el salmorejo sigue espeso y saciante gracias al pan y las calorías se reducen a menos de la mitad sin comprometer la experiencia sensorial.
Así, una ración (330 g) pasa de ≈464 kcal a una cifra mucho más ligera, sin perder densidad ni sabor. Y el sabor no se sacrifica, se realza.
Con menos aceite, la acidez natural del tomate concentra su protagonismo, y la textura cremosa del pan toma el protagonismo, creando un salmorejo de color rojo más vibrante equilibrado en sabor, cremoso y aterciopelado, pero más ligero.
Desmitificando el “sin culpa”
Ana Pemán critica la cultura del "comer sin culpa" que prolifera en redes sociales: no siempre se trata de eliminar ingredientes sino de re-equilibrarlos inteligentemente. En este caso, eliminar el pan supone quitar saciedad y sabor.
Así se combate el discurso del "light" mal entendido: no se trata de dietas restrictivas, sino de ajustes inteligentes.