| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el pleno del Congreso de los Diputados, en el Palacio del Senado
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el pleno del Congreso de los Diputados, en el Palacio del Senado

Puede que solo queden seis meses

El electorado se moviliza por las emociones y convertirse en árbitro moral de quien es bueno, o progresista, y malo, o conservador, es un tema en el que están especializado Pedro Sánchez.

| Josep María Felip Edición Valencia

Lo vivido esta semana en el Congreso de los Diputados plegándose Pedro Sánchez a las exigencias de Carles Puigdemont puede marcar el inicio del fin del Gobierno PSOE-Sumar. Solo cabe esperar seis meses para observar el resultado que arrojan las urnas en las elecciones de Galicia, Europa y País Vasco y ver si se abre un nuevo panorama político.

Un resultado adverso del PSOE y Sumar en esas elecciones les puede abrir una crisis irreversible. Tres golpes contundentes seguidos dejarían al gobierno de Pedro Sánchez en una situación insostenible para afrontar una moción de censura presentada por el PP que pudiera tener éxito ya entrado el otoño; dependería de un Partido Nacionalista Vasco despechado para contar con su apoyo. Y Vox no tendría más remedio que apoyarla sin pedir nada a cambio si no quiere arruinarse políticamente.

Solo le cabría a Pedro Sánchez anticiparse a la jugada, o dimitiendo a favor de un nuevo candidato presentado por los grupos Socialista y Sumar en una sesión de investidura que recompusiera una mayoría parlamentaria, o disolver las cámaras y convocar elecciones anticipadas. Sería algo parecido a la operación pergeñada por Adolfo Suárez con su dimisión favor de Calvo Sotelo anticipándose al mismo tipo de jugada del PSOE, el PCE-PSUC y el sector democristiano de UCD en el invierno de 1981 que tanto enfadó al General Alfonso Armada.

En ese escenario Pedro Sánchez podría irse a Bruselas y optar a la Presidencia del Consejo Europeo cuando esa magistratura ya estará vacante, al igual que otras relevantes de la Comisión Europea como su Presidencia y la mayoría de las comisarias, una opción que ya está en los círculos de poder madrileño y perturba al PSOE. Dependerá del resultado de las elecciones europeas y la subsiguiente correlación de fuerzas en el Parlamento Europeo, y si es posible recomponer la alianza entre socialdemócratas y cristianodemócratas ante el avance de la derecha conservadora.

En las elecciones europeas de junio es donde se va a jugar la partida; Carles Puigdemont necesita ampliar su apoyo electoral y superar el millón de votos que sacó en las pasadas elecciones para ser la candidatura más votada entre las independentistas

Para que ese escenario se dé, en las elecciones gallegas Núñez Feijóo necesita una mayoría absoluta sólida, con los socialistas en tercera posición, lejos del BNG. Los sondeos apuntan a que el PP obtendría una holgada mayoría absoluta y ni Vox, ni Sumar ni Podemos entrarían en el Parlamento gallego. En País Vasco, los sondeos apuntan una victoria pírrica del PNV junto al sorpasso de Bildu sobre el PSOE, donde Patxi López tendría que decidir si hace lendakari al candidato del PNV o al de Bildu; si las cosas van como han ido en Pamplona, apostará por Bildu generando un despechado PNV difícil de convencer. En cuanto a las europeas, no sería suficiente lo que anuncian ahora los sondeos de una victoria electoral del PP; para que se diera ese escenario haría falta que duplicara, o casi, al PSOE.

En las elecciones europeas de junio es donde se va a jugar la partida; Carles Puigdemont necesita ampliar su apoyo electoral y superar el millón de votos que sacó en las pasadas elecciones para ser la candidatura más votada entre las independentistas, acercándose a la del PSOE, lo que le obliga mantener su pulso con Pedro Sánchez dejando a ERC de lado durante los próximos meses. Y Podemos romper la base electoral de Sumar, lo que le obliga mantener la tensión apareciendo como la única alternativa de izquierdas posible. Una tensión permanente de ambos que afectara a la negociación de los Presupuestos; veremos si es posible que el Congreso se los apruebe a Pedro Sánchez.

Con toda seguridad, el PSOE y Sumar no van a estar de brazos cruzados: van a utilizar a Vox como señuelo. Como demuestran los estudios de opinión, una parte importante de los votantes socialistas, indignados con los pactos del PSOE con Bildu y Junts, se resisten a cambiar su voto a Núñez Feijóo por temor a un gobierno con Santiago Abascal. Desde la provocación callejera hasta la descalificación política van a utilizar, se trata del señuelo del “peligro de la ultraderecha” para movilizar a su electorado. Un compendio de malas artes está por venir.

Es sabido que la dirección madrileña de Vox está obsesionada en atacar al PP para no ser absorbido, y ese dolor de cabeza por diferenciarse puede llevarle a que, en esta singular coyuntura política, atacar sin mesura al PP y a Núñez Feijóo pueda restarles votos más que darles

Fabricarse un buen enemigo es muy útil para explicar lo inexplicable y, si no lo tienes, es preciso construirlo. Hoy, el electorado se moviliza por las emociones y convertirse en árbitro moral de quien es bueno, o progresista, y malo, o conservador, es un tema en el que están especializados Pedro Sánchez, el PSOE, y los partidos que componen Sumar. Va a depender de la capacidad de Vox por no caer en la trampa y hacerles el juego.

Es sabido que la dirección madrileña de Vox está obsesionada en atacar al PP para no ser absorbido, y ese dolor de cabeza por diferenciarse puede llevarle a que, en esta singular coyuntura política, atacar sin mesura al PP y a Núñez Feijóo pueda restarles votos más que darles; su base electoral procede de la misma franja liberal-conservadora que no perdonaría la oportunidad de echar a Pedro Sánchez de la Moncloa. La combinación de una gestión eficaz donde gobierna en coalición con el PP presentando, a la par, sus propias opciones políticas, puede serle más rentable que entrarle al juego de un PSOE agobiado. Se trata de esperar y ver.

En fin, antes que termine el año y de seguir la actual inestabilidad parlamentaria con el apretón al cuello de Junts y Podemos, o veremos si vamos a las urnas en unas elecciones generales en otoño, que anticipan una nueva recomposición del Congreso que puede darle la Presidencia a Núñez Feijóo, o vemos a un Pedro Sánchez “fugado” a Bruselas optando por presidir el Consejo Europeo, con una nueva votación de Investidura, o todo termina en una Moción de Censura de resultado incognito. Pero lo más seguro es que esta Legislatura no llega a 2027. Al tiempo.