| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez, presidente del Gobierno
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno

La invasión que viene de Marruecos

Quienes se inician primero en la infracción y después en la actividad no permitida con la permisividad constante de este sistema parecen tener más derechos que el ciudadano normal

| Enrique Arrúe * Edición Valencia

Ayer saltaba la noticia de una llegada masiva de inmigrantes entre Marruecos y España que tiene atemorizada a Ceuta y al resto de comunidades cercanas. Los medios explicaban la situación diplomática entre estos países y la permisividad de la policía marroquí que dejaba pasar a sus paisanos creando una crisis súbita en la que incluso salía momentos después el presidente del Gobierno compareciendo en los medios para dar un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía garantizando la seguridad etc. etc.

La desidia y el descontrol de la extranjería no viene de ahora. El supuesto buenismo practicado, la demagogia, la triple moral, y la deficiente intervención legal en estos asuntos es mítica en España. No es de extrañar que pasara algo así y que pronto se descontrole el tema en cuestión y que en vez de prevenir tengan que después tratar de curar pues la situación se les escapa de las manos.

Ahora el mensaje es “vamos a hacer lo que toca”. Da vergüenza esta falta de criterio y de seriedad que estamos transmitiendo al resto de países. “Vamos a ser contundentes en la defensa de nuestras fronteras”, he escuchado hace escasos momentos… ¿Ahora van a ser contundente?

Cuántas veces identifica la policía a una persona ilegal y cuantas veces la dejan en paz al no funcionar el sistema establecido; es decir, los expedientes de expulsión y sus políticas, normas y órdenes, al no tener las herramientas legales claras, precisas y concisas de actuación de los compañeros con la excusa de la falta de presupuesto (obviamente de dinero) y organización, aunque reconocemos que los uniformados hacen todo lo que pueden para intentar cumplir la ley e incluso más allá de lo que pueden a veces hacer. Una utopía.

Después vemos en televisión personas detenidas por delitos de gran alarma social y nos sorprende que digan los periodistas que tiene antecedentes policiales en sus respectivos países pasando completamente de ese perfil criminal, vete tú a saber si porque la información llega tarde, u otros problemas de otra índole, pero el final esas personas delinquen bien porque no tiene medios de vida, o bien porque sus conductas innatas antijurídicas las llevan ya en la sangre y no saben hacer otra cosa.

A veces observas cómo se tratan todos estos temas de cara a la galería. Es decir, en los medios de comunicación. La defensa desmedida y abanderada sacando el “do de pecho” de estas personas con muchísimos problemas que ya traen de sus países natales, pero ¿se han parado a pensar en las personas de España que ya están en crisis desde hace muchos años? Es todo muy absurdo.

Vemos a menudo personas mayores de más de cuarenta y cinco años que no encuentran trabajo ni por asomo, que no pueden pagar sus facturas, y que antes de la pandemia ya lo tenían difícil para mantener a sus familias a salvo, incluso para comer. Aquellos que se atreven a iniciarse primero en la infracción y después en la actividad no permitida con la permisividad constante de este sistema parecen tener más derechos que “el ciudadano normal” (conectarse ilegalmente a la luz, agua, y ocupar viviendas, y hacerle la vida imposible al resto de sus vecinos) y al no tener trabajo, pues a cultivar marihuana que es dinero fácil.

Llevamos años explicando a los políticos que esta situación crea inseguridad ciudadana constante y otros problemas de criminalidad.

Menores no acompañados

Tantas polémicas con este tema y personas atemorizadas por una escalada de delitos que va en aumento en muchísimos municipios y barriadas en la que todos son víctimas, pues parece ser que los malos son impunes además de su condición y protección de les da la ley. Vigilantes de seguridad de estos centros que sortean cuando quieren, o apalean si deciden ir a por ellos (pero esto no importa a nadie, es su trabajo) y da la casualidad de que estos centros no los abren en zonas residenciales de alta cuna, de prosperidad y poder económico, si fuera así otro Gallo cantaría.

Que los grandes mandatarios los tuvieran cerca de sus casas, al lado de ellos, pero sin la Guardia Civil cerca, ni equipo de seguridad privada, sin muros de contención, ni cámara de vigilancia y sin alarmas sonoras (como el resto de las personas), veríamos a ver si les darían un plato de comida, vestiduras, un baño, e incluso una educación dentro de sus casas, amor, cariño, comprensión o sentimientos de ayuda sinceros. Si fuera así el mensaje tendría sentido.

Otra solución sería crear centros adecuados llenos de personal actualizado y especializado con grandes medidas de seguridad y todos esos profesionales renumerados como toca, pero la pregunta es… ¿Eso es posible?

Si por deber humanitario debes de atenderles, hazlo correctamente y sin fisuras. Derecho a la protección de la infancia en condiciones.

Todo esto lo paga el ciudadano mundano que está en sus municipios y que no sabe qué hacer. Todo esto lo sufre la pobre gente normal que indefensa, se le agolpan los problemas por la falta de previsión y de sentido común de los mandatarios que están más preocupados por las estadísticas de “votos” y que por los verdaderos problemas. De su propio bienestar depende en esos modos de vida de reyes que todos querríamos para nosotros mismos (aunque ponen a parir a los de sangre azul) con sus mensajes demagogos que no se creen ni ellos.

Disfrazar la realidad nos hace vulnerables. Hacer cumplir las normas establecidas desde el principio evita problemas posteriores, sobre todo a la hora de garantizar la paz ciudadana y el orden público con lo que deberían de copiar las políticas nórdicas de nuestros vecinos europeos, esas que casi no se transmiten en los medios.  

 *Grupo EmeDdona. Oficial de Policía Local.