| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El Rey durante su mensaje a la nación del martes.
El Rey durante su mensaje a la nación del martes.

Felipe VI no quería errores y pidió ayuda a Don Juan Carlos para su discurso

Su discurso ante el órdago secesionista le ha granjeado el elogio de los españoles. Un éxito no menor para el Rey. Tras los focos, hubo un trabajo hecho a conciencia con su padre al lado.

| ESdiario España

El mensaje era ineludible, incluso imperioso. Felipe VI lo pronunció cuando en Cataluña reina la tensión, manifestaciones, disturbios, y daba sus últimos coletazos una huelga política, organizada precisamente por esas mismas autoridades que “han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente”, demostrando “una deslealtad inadmisible” hacia “los Poderes del Estado”.

En esta cuenta atrás dramática que nos inunda, el Rey marcó perfil propio y salió con determinación contra Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y los suyos, a los que llegó a acusar de estar embarcados en un “inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña”. Ante la desazón de millones de españoles, rompió con la indefinición del Gobierno: “Es responsabilidad de los legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de derecho y el autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto”.

 

El Monarca sabía que se la jugaba en ese alambre. Cualquier fallo podía hacerle saltar por los aires. Una situación compleja, qué duda cabe, que ha meditado y consultado a sus colaboradores más cercanos. A tal fin, fue aleccionado por quien mejor podía hacerlo. Es decir, Don Juan Carlos. En efecto, según han relatado a ESdiario fuentes de absoluta solvencia, Don Felipe quiso contar con el cualificado asesoramiento de su propio padre. Un reinado de casi cuatro décadas da bagaje como para afrontar el grave conflicto constitucional. Y así fue. El Rey Emérito repasó la intervención de cabo a rabo, pero también pareció influir en la puesta en escena elegida para que su hijo se dirigiese a la Nación.

El jefe del Estado apareció sentado en su mesa. El plano de la cámara fue fijo y Don Felipe asumió su papel protagonista salpicando las palabras de gestos constantes. Fue la primera alocución extraordinaria del Rey, al margen de los dirigidos a los españoles en Navidad. Don Juan Carlos tiró de esa fórmula en contadas ocasiones, la más señalada, ante el golpe del 23-F. Las mismas fuentes consultadas relatan a este periódico que el Rey emérito estuvo presente en la grabación del discurso, tres horas antes de su emisión a las 21:00 horas.