Portada
España
Investigación
Opinión
Medios
Chismógrafo
Andalucía
Castilla y León
Castilla-La Mancha
C. Valenciana
Economía
Deportes
Motor
Sostenibilidad
Estilo
esTendencia
Salud
ESdiario TV
Viajar
Mundo
Suscribirse
Jorge Bustos hace añicos cualquier esperanza para los votantes de PSOE y Podemos
Muchas preguntas sin respuesta sobrevuelan últimamente a los simpatizantes de los dos partidos de la "izquierda cangrejera". Puede que sí tengan respuesta pero a lo mejor no les va a gustar.
Jorge Bustos analiza este lunes en su columna en El Mundo la paradoja a la que se enfrentan actualmente los partidos de izquierdas bajo el significativo titular de Una izquierda de derechas.
A su juicio, "la izquierda siempre significó avance, conquista, pueblo en marcha a la sola luz de la razón. La derecha suponía conservación, inmovilidad preventiva, reacción atemorizada a la alteración del statu quo".
Sin embargo, señala "los albores del siglo XXI asisten estupefactos a la pinza antiliberal formada por la revolución y la reacción, dos tenazas del mismo pánico a esa maldita competición tecnológica que ya acojonaba en Atapuerca, verdadera cuna del capitalismo. Puede que la obsesión por el pasado no sea una mutación privativa de la izquierda española, pero aquí la metamorfosis asustaría a Kafka".
Así enumera una serie de significativas preguntas: "¿Por qué Podemos registró en el Senado una propuesta de comisión de investigación -otra- sobre la guerra de Irak? ¿Por qué el PSOE de Sánchez planea hacer lo propio en el Congreso para juzgar el franquismo? ¿Por qué se revisa histéricamente la Transición, y más allá: la Restauración, y en breve la expulsión de los moriscos?".
Bustos tiene su propia respuesta a estas preguntas: "Porque la izquierda cangrejera ha renunciado al futuro y a la razón para abrazar el pasado y la identidad. Para qué devanarse los sesos legislando una globalización justa; con suerte y agitprop, otro Lezo, otro petrolero partido o el dulce recuerdo del No a la guerra nos darán La Moncloa. Para qué reconocer que la derecha sí se ha movido -ya ni franquista, ni neoliberal, ni homófoba, ni clerical: ¡qué fácil lo ponían cuando lo eran!-, si contra gigantes vivíamos mejor. Aunque sean molinos".
