| 30 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pablo Casado en el Congreso de los Diputados, al fondo Santiago Abascal
Pablo Casado en el Congreso de los Diputados, al fondo Santiago Abascal

Sánchez y Abascal ingresados en urgencias. Casado en la UCI

Dentro de poco a cualquiera al que preguntes por Casado o por Egea, negará conocerlos: me suenan esos nombres, pero nunca tuve trato directo, no los conozco, jamás fui de su cuerda

| Manuel Avilés Edición Alicante

Me lo ha chivado un contacto y dice que la fuente es fidedigna, una fuente solvente, aunque se escuda -para no decirme quien es- en que los periodistas nunca dan el nombre de sus gargantas profundas. Dice que Sánchez y Abascal han sido ingresados en la Unidad de Psiquiatría  - uno en el Gregorio Marañón y otro en el Doce de Octubre. Han ingresado con nombres supuestos para no levantar liebres, pero yo sé que han utilizado el nombre de los maridos de Esperanza Aguirre y de Cayetana. ¿Motivo del ingreso? Está claro, los dos, como si fueran gemelos, han caído en un imparable ataque de risa, que los está desmadejando, por culpa del desmadre, del hundimiento, del descojone a que Casado y Egea han sometido a lo que Abascal llama, y Sánchez ha asumido como propio, la derechita cobarde. ¡Vamos, irrecuperables los dos!  Resistentes a toda medicación. Abascal no para de repetir derechita cobarde y de soltar carcajadas como un poseso y Sánchez, en una extrañísima simbiosis que los médicos no consiguen explicar, se ríe a carcajadas con idénticas expresiones. En resumen, que ambos – aunque los votos populares nunca vayan a para a la cesta socialista sino a la ultra- se parten el culo por el mismo motivo. Casado y Egea han tirado la casa por la ventana y, antes de empezar a dar pena y pasar al olvido, son el hazmerreír de sus colegas de asiento parlamentario.

¿Cómo empezó la película? Alguien se olió una maniobra del casi extinto Ciudadanos en Murcia y, de rebote porque la política tiene estas cosas raras, una tal Ayuso, muy mona ella y casi desconocida, convocó elecciones en Madrid. La jugada salió perfecta: Ciudadanos fue desarticulado en Murcia y quedó moribundo en el resto del país. Fíjense si está en caída libre que hasta Rivera y Villegas ha sido despedidos del despacho en el que entraron como fichajes galácticos por no responder a las expectativas.

Ayuso saltó a las primeras páginas de la política nacional con un repaso aplastante en Madrid a los sucesores de Simancas, que no levantan cabeza desde el famoso “Tamayazo”. Se envalentona Isabel con el aplastamiento que ha llevado a cabo de las fuerzas hostiles y dice que ser presidenta de la comunidad le sabe a poco. Se tira a la calle fresca y con desparpajo, cultiva la imagen de niña que jamás ha roto un plato y va soltando puyas a diestro y siniestro, consciente de que es su momento y que los demás, ante ella, estrella del firmamento pepero, son unos gualtrapas y están más arruinados que Ruiz Mateos cuando Boyer le intervino Rumasa, antes de abandonar las mieles del poder económico para  bailar en la cuerda del amor de la Preysler. Ayuso ‘pone’ a más de uno, incluso a muchos que van de izquierdosos.

Dice  Ayuso – perdonen las repeticiones impuestas por las circunstancias-  que ser presidenta de la comunidad es poco y, asesorada por ese Rasputín venido a más, que también fue urdidor y fámulo de Aznar y que no para de intrigar ni cuando duerme, afirma que también quiere ser la jefaza del partido en Madrid. Casado y Egea entran en “choc” y, utilizando la técnica del despiste y la sorpresa, montan unas elecciones parecidas en Castilla y León. Objetivo claro: ahora llega el Mañueco y arrasa también. Entonces -piensan ambos y se van de varilla placenteramente- le diremos a Ayuso que lo suyo no es para tanto, que Mañueco también se ha salido del tablero y que el mérito no es individual sino del partido, de modo que quietecita y a seguir las instrucciones de la cúpula, que presidir los dos entes – partido y comunidad- es mucho poder para una chica de Sotillo de la Adrada, que se deje de pollas y se limite a obedecer a la nomenclatura de Génova que es la que triunfa y parte el bacalao.

Gran patinazo. Mañueco obtiene una victoria pírrica. Tudanca, con una cara perfecta para dar un pésame y nombre de área de servicio, sugiere que se pira tras el fracaso y un niñato facha, por boca de Abascal antes del ataque de risa, pide una vicepresidencia y cuatro consejerías. Cunde el pánico y las fuerzas clásicas empiezan a hablar del famoso cordón sanitario. Se creen que han inventado la pólvora, pero esa expresión no es nueva. Se acuñó a finales del siglo XVIII, cuando mandaban Floridablanca y Aranda, cuando el inútil de Carlos IV se dedicaba a cazar, a arreglar relojes y a dejarse poner los cuernos y, acojonado por la Revolución francesa vecina que dejó a sus primos Capetos con la cabeza separada del tronco, pedía un cordón sanitario, jaleado por curas tridentinos, para que las libres y demoníacas ideas francesas no entraran en el país.

¡Cuánto sufren los políticos por nuestro bien! ¡Cuántos trabajos, fatigas y desvelos solo por la felicidad de los otros y jamás por la suya propia! Eso es impagable

 

Le salió mal la jugada a ‘Casadgea’. Mañueco no es Ayuso, no tiene su carisma ni su arrastre y necesita de la ultraderecha para gobernar. Menudo problemón -piensan- si gobernamos con Vox, nos van a identificar con él y eso va a ser un manifiesto ruinoso de cara a cualquier otra elección en cualquier sitio. ¡Cómo pesa la dirección! Ayuso sigue rampante, creciéndose cada día. Mañueco se ha escondido y no le sale bien ni una reunión para formar gobierno. La nomenclatura de Génova se ve con menos porvenir que un vampiro mellado y la calle Génova se llena de gente que pide la cabeza de Casado y Egea. Dimite Carromero, uno pequeñito calvo y cabezón que atiende  por Fitipaldi y el cubano, pero la peña se lo toma a risa y dice que un segunda fila de Almeida, también bajito  pero con pelambrera, no es la dimisión esperada, tiran mucho más alto. Almeida también se pira, pero de su puesto como portavoz. La alcaldía de Madrid es un caramelo demasiado goloso para tirarlo por la borda por un Casado cualquiera.  La  masa enfervorizada pide – en medio de acusaciones de tráfico de influencias que desprecian y de espionajes maquiavélicos que niegan los gerifaltes-: Fuera Casado y Egea, y Ayuso a la Moncloa. Uno de los oráculos de la derecha, Feijoo, famoso hace tiempo por sus fotos en barco con una compañía poco recomendable, habla muy serio y sin decirlo se ofrece también para salvar al país del desastre.

Sánchez y Abascal, antes del ataque de risa, se reúnen con sus consejeros áulicos y estudian la siguiente jugada. Por ahora esperan el alta, ocultos bajo los apellidos de los cónyuges de Cayetana y Esperanza. Casado y Egea se devanan los sesos, buscan tiempo y una idea brillante para evitar que los echen… Al final Egea salta, dimite y ofrece una entrevista en exclusiva a ‘La Secta’ donde sigue lanzando puyazos, y así estamos hasta hoy. ¡Cuánto sufren los políticos por nuestro bien! ¡Cuántos trabajos, fatigas y desvelos solo por la felicidad de los otros y jamás por la suya propia! Eso es impagable.

Casado se atrinchera mientras pacta una salida ‘digna’, los barones presionan y él lucha por retrasar una muerte anunciada, un intento vano de eludir el final por el que todos claman. Ya verán, dentro de poco a cualquiera al que  preguntes por Casado o por Egea, negará conocerlos: me suenan esos nombres, pero nunca tuve trato directo, no los conozco, jamás fui de su cuerda. Las negaciones de Pedro ante escribas, fariseos y gobernadores romanos, Pilatos de tres al cuarto, serán poco comparadas con las que se avecinan. Los pelotas que chupaban el suelo y se ofrecían de felpudo huyen como sabandijas ante la quema. Todo por el bien de España.

Cambio de tercio. Hablo con mi Luz Sigüenza para quedar en cómo hacemos nuestro próximo programa literario. Me declaro por enésima vez y me torea suave, llevándome humillado, pero no como un morlaco peligroso, de esos que con un derrote se lleva por delante al primer tipo con brillantina, fajado, vestido de luces y marcando paquete, que circule por la arena. Me torea como a un lebrel inofensivo y me presto a la faena porque luces no hay más que una.

Me acerco a Onda Cero y me llevo una alegría comedida. Luz no quiere cenar conmigo. Sus deberes maternos se lo impiden. No obstante me entrega una joya. Mi amiga Ana Lena ha sacado libro nuevo “Las herederas de la Singer”. Retrocedo cincuenta años en mi calendario y veo la máquina de coser de mi madre. Ella sola, con su Singer, sacó adelante a seis niños que comían como limas y a los que solo llegaba la leche en polvo de los americanos gratis porque aquel queso que olía a paraíso, el cura sabrá qué hacía con él. Eso sí que era tráfico de influencias. Pero seguro que ha prescrito.