Soy mayor, no idiota. Necesito un banco y una aseguradora

Cuando yo era joven pasaba por la Universidad – sin permitir jamás que ella pasara por mí- y la  Escuela Crítica de Criminología me llamó poderosamente la atención. Hasta el punto de que me dio por leer Vigilar y Castigar de Michel Foucault;  todo lo que cayó en mis manos de Bukowski – para superar la represión sexual del nacional catolicismo cosa que aún no he conseguido-; las escuelas americanas desde Merton hasta la Escuela ecológica de Chicago, la del etiquetamiento o del ”labelling aproach” – noten mi nulo dominio del inglés-; a Baratta, Bergalli, Zaffaroni y la madre que me parió, además de  mil criminólogos de salón más que pontificaban desde la moqueta sin haber tenido en su puta vida un delincuente ante sus narices. No digo yo que no haya que apreciar la elucubración desde el aire acondicionado, el flexo, los adláteres a la cátedra y el hecho de caminar elevado unos centímetros sin pesar el suelo y por encima de los mortales, pero también hay que valorar a los que bajan a la arena y se juegan el pescuezo porque, torear de salón es mucho más fácil que enfrentarse al morlaco a porta gayola.

A lo que voy, cojones, que el Dr. Alzeimer me tiene  la cabeza como una espuerta de grillos y se me va la olla de un tema a otro – Ayesta-. De la Criminología Crítica – marxista de pedigrí, no como estos que a la mínima se compran casoplones y dejan de vestirse en el mercadillo de Benalúa para pasar a la arruga es bella a la velocidad del sonido- saqué una conclusión que, treinta y tantos años después, querida Patxi, mantengo incólume:  nuestra sociedad busca y venera el éxito. Lo inútil, lo decrépito, lo que molesta, lo que se sale del redil, lo que chirría por no ser borrego… es apartado. Cuando tienes éxito, aunque sea cutre, postizo y falso como las extensiones de mi vecina panocha la del noveno, te salen novias, pretendientas y hasta declaraciones de amor sincero – a mí mismo, sin ir más lejos, tras el pelotazo de ‘De prisiones, putas y pistolas’, con la serie a punto de rodarse, me llegan tres o cuatro poesías románticas, tempestuosas y apasionadas a la semana. Tres o cuatro cuando para poder con una sola tendría que tomar un par de tortillas de esa medicación azul, cuyo nombre no recuerdo porque es un laboratorio guiri.

¿Por qué suelto todo este rollo? Porque un abuelo ha lanzado una campaña a la cual me sumo desde ya aunque doy por hecho su fracaso estrepitoso. Para que nos escuchen a los ancianos hay que montar un partido  que saque veinte diputados y ya verán como el Sánchez de turno, el que sea de derechas o de izquierdas se nos arrodilla y hace cualquier cosa que le pidamos, hasta nombrar un ministro del interior, de hacienda o de la seguridad social con cuatro años de jubilación a sus espaldas y sin haber hecho ni la reválida de sexto.

En esta sociedad que persigue el éxito, que – vuelvo a la criminología crítica- hospitaliza, psiquiatriza y encarcela a quienes no rinden ni triunfan – hay que añadir que se jubila por los mismos motivos-, los abuelos somos un estorbo importante, cobramos pensiones que otros tienen que pagar y eso es una rémora que hasta Cristine Lagarde – tan abuela como yo- considera insostenible.

Una manera de marginar, orillar y mandar a la mierda a ese contingente insoportable de abuelos es usar la informática hasta la extenuación.

¡Ojo que yo no soy del paleolítico! Reconozco las ventajas del ordenador  que es un tonto que solo te da  - al momento, ordenado, filtrado, relacionado y a punto de caramelo- aquello que le has metido antes. Usen la informática para todo aquello que nos beneficia y nos hace la vida más fácil, pero dejen de jodernos con ella como los niños jodían a Serrat con la pelota.

Si no eres ingeniero informático estás más antiguo que las cortinas de saco y que los botijos forrados de pleita para refrescarse

⸻¿Oiga …. Es el Banco del copón de la baraja y del marqués de pollafloja? Llamo para ponerle una transferencia a  mi hija, que en el enésimo sablazo, quiere comprarse una cama de mil quinientos pavos – ¿qué tendrá una cama para valer mil quinientos cuando yo he dormido toda la vida en un somier de tablas con una plancha de gomaespuma?-.

⸻Ha llamado usted al banco del copón de la baraja y marqués  de tal y cual. Le avisamos de que su llamada está siendo grabada. Si es usted cliente pulse uno. Si tiene alopecia pulse dos. Si tiene sobrepeso pulse cuatro. Si piensa usted en hacer el amor con Angelina Mac Flanagan, pellízquese para cerciorarse de que no está soñando. Si desea una hipoteca averigüe antes que su edad y sus ingresos le facultan para pagar el triple de lo que pide o váyase directamente a la mierda.

⸻Oiga yo quiero hablar con una persona, no me aclaro con las máquinas.

Todos nuestros agentes están ocupados. Llame dentro de un rato cuando hayamos cerrado esta mierda de robot que habla solo y no entiende nada.

He ahí el éxito de los bancos: ganar dinero y, cuando lo pierden, pedir que lo pongamos entre todos. Les recuerdo que hace unos años hubo un rescate de tres pares, luego se han saneado, se han reabsorbido, pero aún no sé que hayan pagado nada. Donde había varias sucursales para atender a la gente personalmente, han puesto un chino que vende chanclas, belenes en navidad, fundas para móviles y a quienes vamos a sacar nuestro dinero, nos piden que seamos más o menos ingenieros informáticos. Mecagoentoloquesemenea.

No nos quedemos ahí que hay mucho más.

⸻¿Oiga… es la Mutua de accidentes reunidos directos y descojonados?

⸻Si es usted cliente pulse uno. Si no es cliente, hágase digitalmente acudiendo a la apepé. Si está tirado en la carretera, rece lo que sepa, mire si tiene un termo con café y una fiambrera con tortilla en el maletero. Si no tiene un chubasquero se jode por no ser previsor y si necesita una grúa, sepa que el auxilio en carretera no lo tiene cubierto en su póliza como tampoco tiene el vehículo de sustitución.

⸻Oiga, que yo lo que quería es cambiar mi coche de nombre, que me he jubilado y se lo he vendido al vecino, a buen precio porque ya solo viajo en el Inserso y los autobuses urbanos me los paga Barcala.

⸻No entiendo lo que dice. Nuestros asesores están ocupados. Puede gestionarlo todo por medio de la apepé, llevando preparados la partida de nacimiento, la fe de bautismo, la clave de su ordenador, el pin y el puc de su móvil y la cartilla blanca de la mili junto con el certificado de buena conducta firmado por el párroco y el comandante de puesto. Mecagoentoloquesemenea.

“Soy mayor, no idiota”: 100.000 firmas para que los bancos le atiendan en persona

Aquí tienen una forma de marginación. Si no eres ingeniero informático estás más antiguo que las cortinas de saco  y que los botijos forrados de pleita para refrescarse. Vamos como las coplas de la Niña de los peines. ¿No te das cuenta, abuelo de  los cojones, de que donde había cincuenta oficinas bancarias solo quedan diez para rentabilizar el negocio?

¿Sabes lo que es la cita previa? ¿Has oído hablar de la firma digital? ¿Sabes localizar datos, fotos o enlaces en la nube?

Estás más acabado que Antonio Machín. Ahora sí que puedes rentabilizar tu seguro médico, ese que durante años y años ignoraste. Ahora sí que puedes contar tus secretos a tus amigos, ellos los guardarán celosamente porque unos no los oyeron y, quienes los oyeron, no se acuerdan. Panda de inútiles, andáis ya merodeando el crematorio -por ahí ando yo y os veo-.