| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Rafael Rubio ha sido detenido por agentes de la UCO / FOTO: Jorge Gil / Europa Press
Rafael Rubio ha sido detenido por agentes de la UCO / FOTO: Jorge Gil / Europa Press

¿Me ves? Ya no me ves

Apostaría doble contra sencillo que estos sinvergüenzas le quitan la cartera al director de la prisión, las llaves a los carceleros y ponen a los vigilantes de las garitas mirando a la Meca

«Now You See Me...» es una película (con secuela) trufada de excelentes actores y actrices, con buen guión de partida, pero pésima dirección, que trata sobre unos prestidigitadores de altos vuelos, convertidos en sublimes trileros atracando millones de dólares por el ilusionista método de los duplicados.

«¿Me ves?... ya no me ves» título en español del film americano, es el viejo eslogan de los magos cuando frente al espectador hacen aparecer o esfumarse cualquier objeto, un conejo de la chistera, incluso cercenan, a sierra o sable, justo por medio, el cuerpo de su bonita ayudante en escena ante el pavor de los espectadores, sobre todo siendo niños, aunque sepamos que estamos contemplando un sabido por repetido truco de manual.

Y esa impresión tengo de algunos de nuestros políticos, quizá demasiados, cuando yendo de subrepticia magia del urbanismo hacedor de la necesaria ampliación de la habitabilidad, y donde debería seguir un paisaje, aparece por encanto para unos pocos, y desencanto para todos, el ladrillo y el cemento hiperbólicos; o, como es el caso, una obra pública en las entrañas de la ciudad de Valencia donde van a parar las execraciones de nuestra muy contaminada vida consumista, convierten la mierda en oro para nigromantes de la mordida como el mismísimo subdelegado del Gobierno en nuestra Comunitat Valenciana, Rafael Rubio (PSOE-PSPV, un siglo de honradez, pero ya bastantes años de  indecencias); y con el socialisto-suyo, también han trincado los civiles al pepero Alfonso Grau, quién fuera teniente de alcalde del Ayuntamiento de València, y temido Rasputín de la reinona Rita Barberá, quien tantas glorias dio a Valencia, como sobrillas y diezmos nos dejó al resto de la Comunidad Valenciana.

El experimentado y baqueteado sociata es un simpatiquísimo encantador de serpientes, palomos y ratones (Ayuntamiento, Diputación, Subdelegación del Gobierno) que sustituyó al hoy vicepresidente Ábalos en el control de los engranajes y fontanería del PSPV (en ESDIARIO 30 junio 2020, lo contamos cumplidamente); y del que ahora van y nos dicen altísimos dignatarios socialistas con mando en plaza, y hasta ayer fieles a la obediencia debida al mangante facturador, que ellos no ponen ya, ni por nadie, la mano cerca del fuego cruzado que puede precipitar próximas elecciones. Precisamente el propio Ábalos no pasa por sus mejores horas felices con Pedro Sánchez, más propenso a pasear amarraditos por La Moncloa con la Judit comunista y glamurosa Yolanda Díaz, que ya le ha servido en bandeja la coleta del falso mesías.

El pepero, sensu de carácter contrario, es un tío oscurantista, retraído y a veces hasta antipático en el trato personal. Su peso específico en el PP valenciano se limitaba a gestionar todos aquellos fondos innombrables y abruptos de los que la extrovertida y popular Rita Barberá no quería preocuparse «no tengo tiempo para todo», confiándolos a este pícaro amanuense, cuya ensoberbecida distancia del resto, le daba una falsa pátina de administrador honesto (recuérdese Bárcenas), aunque la UCO ya hacía mucho tiempo que andaba tras suya.

Y es que en esto del urbanismo y de las obras públicas, la prestidigitación es tan fácil como cambiar sobre plano una línea que mide 10 cm (de largo), 5 cm (de alto) o 1 cm (dimensión cúbica), que, al pasar al suelo, o al subsuelo, aumentan o reducen su escala, según convenga exponencialmente, y por ende multiplican los beneficios de cualquier constructor inmoral como empresario y corruptor como delincuente común harto conocedor de las debilidades humanas, hoy carentes de siglas ideológicas y de vergüenzas personales.

Las facturas falsas son la genuina representación de la doblez gracias a un embeleco que no por más antiguo deja de ser menos utilizado en la actualidad por los trileros de la política en vivo y en directo, mostrando lo que parece igual de legal, pero en la realidad contante y sonante no es lo mismo porque durante del truco se han perdido millones del erario público que van a parar a sus cuentas paradisiacas.

Apostaría doble contra sencillo que estos sinvergüenzas le quitan la cartera al director de la prisión, las llaves a los carceleros y ponen a los vigilantes de las garitas mirando a la Meca. La mano derecha de la izquierda y viceversa, ¿pero y cuándo se juntan a nuestra espalda, como ha sido el caso? Dios nos pille confesados.

¿Los ves a derecha e izquierda? pues ya no están...