| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez durante el acto de clausura del 40º Congreso del PSOE
Pedro Sánchez durante el acto de clausura del 40º Congreso del PSOE

El congreso del cisne

Muy dedicado a su juego de tronos particular, Pedro Sánchez se había olvidado de la libreta ideológica y se trajo a la capital del Turia los borradores de Podemos con tachaduras incluidas

| El Barón Edición Alicante

El más pícaro y sabio de todos los políticos contemporáneos europeos: Giulio Andreotti, entre otras muchas, tuvo aquella frase genial de que: "el poder desgasta, pero desgasta muchísimo más la oposición". Y con ese simple y categórico bagaje político-intelectual de aquel primer ministro italiano que almorzaba con el Papa y cenaba con el menos visible, aunque más eficaz ejecutor jefe de la mafia, se ha ido Pedro Sánchez a Valencia para ofrendar nuevas glorias socialistas a una España, que ya no es tal como la conocimos, sino polisemia federalista, ahora denominada "plurinacionalismo” con cambio de marchas, intentando contentar a cada revolución taifa, sobre todo si la algarabía viene de Cataluña o del País Vasco contentadas gracias a los agravios comparativos, esencialmente en las autonomías gobernadas por los contrarios.

Todos sabíamos, empezando por la propia guardia vieja del PSOE, que iba a ser un paseo militar del inclemente Sánchez, ahora subido en el coche oficial y blindado del Presidente muy capaz de exiliar a su antiguo compañero de viaje Ábalos, y entronizar en una silla del coro de la nueva ejecutiva socialista, a su viejo enemigo Ximo Puig, aunque, eso sí, desterrando a la nada a todas y a todos aquellos que osaron disputarle la Secretaría General y, por ende La Moncloa, pero -y también- a los que ya dio por amortizados como Carmen Calvo.

 

Muy dedicado a su juego de tronos particular se había olvidado de la libreta ideológica, y se trajo a la capital del Turia los borradores de Podemos con tachaduras incluidas sobre lo posible y lo factible. Más mujeres que hombres en la nueva ejecutiva para redimir el pecado original machista; una abracadabrante monarquía republicana, aunque en la BBC (bodas, bautizos y comuniones) se pueda silbar el himno de Riego, antigua melodía popular confortado la melancolía de añorantes refundadores en Suresnes; pegarle un meneillo a los impuestos sacándole la alfaca a las clases medio-altas y altas, y chalaneando con la Banca y las eléctricas fuertes, el teatrillo calé de: "danos algo señorito, por lo menos para cubrir las apariencias de las encuestas que nos vienen de culo".

"Abolir la prostitución", proscripción de un humillante trabajo que ningún pueblo ha logrado conseguir a lo largo de la historia, porque por muchos puticlubes que ardan, siempre quedará la calle y el móvil

 

Y claro está, ¿cómo iba a fallar el verde que te quiero verde? Cantado por Teresa Ribera, quien amenaza con cargarse las centrales nucleares (gracias a las cuales Francia ha sobrevivido a esta crisis energética, que según algunos científicos dentro de muy poco tendrán una seguridad del 100%); proscribiendo también y de paso, cañazo, las otras energías fósiles. Lo que no nos explican cómo piensan reducir la tarifa de la luz a niveles de 2018 solo con molinos de viento y placas solares. Porque eso de subirse al púlpito podemita del ecologismo campante y feminismo capador suena divinamente en la oreja izquierda, pero hoy escuchamos en estéreo, por lo tanto, para toda la feligresía ajena al asalto de las utopías, y muy apegada a la cotidianidad de ver cómo salimos de esta nueva crisis económica, colectiva neuronal por la pandemia y esencialmente indemnes después de tanto trauma.

 

Podríamos seguir desmontando "quieros" y no puedo, pero para ir finalizando basta con la concurrencia de "abolir la prostitución", proscripción de un humillante trabajo que ningún pueblo ha logrado conseguir a lo largo de la historia, siquiera los países nórdicos, como los marxismos ruso y chino más adláteres, porque por muchos puticlubes que ardan, siempre quedará la calle y el móvil, siendo como somos líderes del comercio carnal en Europa.

En definitiva, un congreso que se podía haber ahorrado el PSOE con un simple sermón admonitorio de Pedro Sánchez, con Pablo Iglesias como oculto apuntador, conectados a todas y cada una de las agrupaciones locales socialistas y a las pocas que van quedando de Unidas Podemos. 

Saint-Saëns.