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Carlos Sobera
Carlos Sobera

First Dates, cinco años repartiendo amor

Carlos Sobera ha sabido darle el toque especial que necesitaba el programa de citas de Cuatro para no caer en la chabacanería, incluso en las situaciones más complicadas.

| Milagros Martín-Lunas Medios

 

 

Más de 6.000 citas, 12.000 solteros, 28 propuestas de matrimonio, siete bodas y ocho bebés. El primer lustro de vida le ha salido rentable a First Dates. El programa de citas que presenta Carlos Sobera en Cuatro cumple cinco años y lo celebra por todo lo alto. No es para menos. Ya que el restaurante del amor registra una media de 1.255.000 espectadores, lo que supone un 7,4% de cuota de pantalla. Una cifra que navega varios puntos por encima de la media de la cadena. ¿Dónde radica la clave o las claves de su éxito?

Las puertas del comedor del amor se abrieron por primera vez el lunes 17 de abril de 2016. Aquella noche asistíamos atónitos a la cita a ciegas de Víctor y Pepa que a punto estuvo de terminar en batalla campal. "Me parece una guarrada eso. Un blog de sexo pienso que es para mentes muy sucias", le espetaba el tipo a la chica. ¡Si él supiera lo que hemos escrito algunas! "Bebo calimocho, pero de tu vaso no, a ver si me vas a pegar algo", continuó. El encuentro empezó mal y acabó peor. "¿Estás intentando que me levante y me vaya, ¿verdad? Porque estás a punto de conseguirlo. Desde el momento en que has entrado no has sido educado". Pepa aguantó estoicamente las embestidas de aquel energúmeno. Por supuesto no hubo crush, no hubo segunda cita. El que sí funcionó fue el encuentro de Antonio y Carlos, con conversación subidita de tono incluida. El primer capítulo fue una declaración de intenciones en toda regla. First Dates llegaba a Cuatro con la intención de entretener al personal. Nada más y nada menos.

Carlos Sobera ha sabido darle el toque especial que necesitaba el dating para no caer en la chabacanería, incluso en las situaciones más complicadas, cuando los comensales se nos antojaban más frikis. Veremos como se las ingenia para hacer lo mismo con El precio justo que desde el próximo lunes se convierte en tira diaria y se enfrenta a Pasapalabra. El de Baracaldo, además, presenta los martes el transversal Tierra de nadie, la gala de los martes de Supervivientes que viaja de Telecinco a Cuatro. Después de Jorge Javier, Sobera va a tener que andar con pies de plomo para no repetirse como el ajo.

First Dates, el restaurante del amor, es un fiel reflejo de la sociedad. Esto no va de chico conoce a chica o chica conoce a chico. Carlos Sobera, metido en la piel de cupido, ha tratado de emparejar a todo tipo de tribus, urbanas o rurales, sin límites de edad (salvo por abajo), sin rehusar ningún tipo de identidad sexual o de género, sin ocultar discapacidades, por el programa han pasado desde solteros con Down, discapacidad auditiva o visual hasta trastornos como el Asperger. Al final todos somos iguales. Buscamos lo mismo, querer y que nos quieran. Es más sencillo de lo que parece.

A Sobera le acompaña desde el principio un equipo de camareros y camareras que rezuman carisma y empatía, un grupo homogéneo capaz de meterse en el bolsillo al espectador. Matías Roure, desde la barra, es especialista en calmar los nervios de la espera y lo consigue gracias a esa cadencia tanguera con la que sirve las copas. Recuerden que vivió su propio First Dates con Lidia Torrent, la metre del restaurante (para los que peinen canas Lidia es hija de Elsa Anka). El romance les insufló popularidad y eclipsó al resto del equipo salvo a las camareras repetidas, a las gemelas Cristina y Marisa Zapata.

Habrá quien resalte que el éxito del dating resida en la diversidad, muchos sostienen que First Dates es el altavoz que ha ayudado a abrir la mente de los espectadores respecto al género y al sexo. Otros apelarán a la necesidad de cotilleo que rezuma el ser humano. First Dates es lo más parecido a invadir el espacio de una primera cita desde la invisibilidad. ¿Quién no ha soñado con poder alcahuetear sin ser visto? Algunos, queriendo ir de culturetas o incapaces de confesar su lado chismoso, renegarán del formato. Probablemente sean los mismos que en la peluquería se beban las revistas del corazón de un trago (antes del coronavirus, eso sí). A los que apostatan habría que recordarles que hasta Isabel Coixet ha revelado, en más de una ocasión, su pasión por el formato. Es más, forma parte junto a Ibai de la lista de famosos que participan en la celebración del aniversario. "Me fascina. Es un programa en el que se reflejan esas cosas que la gente quiere ocultar de sí mismo. Cómo se presentan, lo que no dicen, lo que dicen a la cara y no a la cámara, lo que no dicen a la cara, pero sí a la espalda; las señales equivocadas que envían a la pareja cuando el espectador (o sea: tú) ves la realidad. Felicidades First Dates. A por otros cinco años".

Podríamos analizar First Dates desde mil y un puntos de vista, personalmente creo que su éxito radica en la sencillez. Se trata de un formato ágil, que no se hace pesado. First Dates regala al espectador cuatro citas diferentes de diez minutos, entrelazadas unas con otras y lo hace a la hora en la que acaba de llegar (a.p) del trabajo, estresado, cansado de la rutina, harto de las exigencias del jefe y con ganas de desconectar, de poner la mente en blanco. No se trata de pensar, de arreglar el mundo; se trata de realizar el menor esfuerzo mental posible y de terminar el día con una sonrisa. Se trata de desinhibirse, sin más.