El veto de Zarzuela a Begoña Gómez causa la ira de Pedro Sánchez y su histórica fuga del Palacio Real
El Día de la Hispanidad dejó una imagen inédita y cargada de simbolismo: El presidente del Gobierno visiblemente incómodo, abandonó el acto antes de la recepción. Todo tiene un porqué

Los reyes Felipe y Letizia, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía y Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, protagonizó este domingo un gesto inédito en la historia reciente del 12 de Octubre. Tras asistir al desfile militar del Día de la Hispanidad y saludar, con visible frialdad, a los Reyes Felipe VI y Doña Letizia y a sus hijas, el jefe del Ejecutivo abandonó el Palacio Real sin detenerse en los habituales corrillos con la prensa ni participar en la recepción posterior. Un desplante calculado —dicen en fuentes próximas al Ejecutivo— que deja ver algo más que cansancio institucional: un profundo malestar con la Casa Real.
Nunca antes un presidente había declinado permanecer en el cóctel que sigue al desfile. Por eso, la ausencia de Sánchez en ese espacio de conversación distendida entre políticos, diplomáticos y periodistas ha causado sorpresa y desconcierto. En los corrillos, la explicación más repetida apunta a lo que ESdiario ya adelantó hace días: el “cordón sanitario” que Zarzuela habría levantado contra la esposa del presidente, Begoña Gómez, imputada judicialmente por varios delitos.
Según pudo saber este diario, la decisión de los Reyes es firme: no coincidirán en actos públicos con la esposa del presidente mientras no se resuelva su situación judicial, y si el protocolo obliga a ello, escenificarán una distancia absoluta. Una medida drástica, sí, pero coherente con la palabra que más se repite en Zarzuela desde la abdicación de Don Juan Carlos: ejemplaridad.
El veto, aseguran fuentes cercanas al entorno real, no responde a un capricho ni a un gesto político, sino a la defensa del prestigio institucional de la Corona. Felipe VI y Letizia no están dispuestos a que su imagen se asocie a un proceso judicial que pueda ensombrecer su legitimidad. El precedente es claro: cuando estalló el caso Nóos, la Infanta Cristina y su entonces marido, Iñaki Urdangarin, fueron apartados sin titubeos de la agenda oficial. El criterio fue el mismo, y hoy se aplica con igual determinación.
En Moncloa, la decisión ha sentado como un jarro de agua fría. Las fuentes consultadas por ESdiario admiten un clima de “profunda irritación” en el entorno presidencial. La ausencia de Begoña Gómez tanto en el desfile como en la recepción del Palacio Real habría sido el detonante que llevó a Sánchez a marcar distancias y a mostrar su enfado en público y dar la espantada, recordando aquello del 'galgo de Paiporta', un gesto que no ha pasado desapercibido ni dentro ni fuera de los muros del Palacio.
La escena ha dejado tras de sí imágenes muy comentadas tal y como les contaba en primicia este lunes ESdiario: la Reina Letizia apenas intercambió tres palabras con el presidente, más allá del saludo protocolario, y sus miradas, frías y tensas, no pasaron inadvertidas entre los asistentes. En los corrillos posteriores, muchos coincidían en lo mismo: Doña Letizia está harta del pulso que Moncloa mantiene con Zarzuela y preocupada por el efecto que esa guerra política puede tener sobre el futuro de sus hijas, especialmente la Princesa Leonor, heredera del trono.
El pulso entre el Gobierno y la Corona parece haber alcanzado un punto de no retorno. Y la Fiesta Nacional, que debía ser símbolo de unidad, se ha convertido en el escaparate perfecto de la división. Mientras los Reyes saludaban sonrientes a los invitados en el Salón del Trono, la ausencia de Pedro Sánchez resonaba en cada esquina del Palacio Real como una declaración política sin palabras.
Chismógrafo
Ni tres palabras: Doña Letizia deja claro a Pedro Sánchez que con “sus hijas no se juega”
David Lozano