La cesión integral de los trenes de Cercanías a la Generalitat era otra línea roja para Sánchez. La decisión tendrá impacto en tres aspectos que tienen que ver con el personal y el dinero.
El acuerdo de Gobierno con Podemos; los pactos con Bildu y los separatistas catalanes de ERC y Junts; los indultos; la situación judicial de Puigdemont; la ley de amnistía… y ahora el traspaso de la gestión de Rodalies (Cercanías) a Cataluña. Hay pocas medidas de este Gobierno que antes no hayan contado con la oposición frontal... de este Gobierno.
Las contradicciones son evidentes y constantes y sonrojarían a cualquiera con un poco de dignidad. Y la última concesión a los separatistas de ERC no es una excepción. El traspaso de la gestión de las Rodalies a la Generalitat confirmado hoy era una línea roja para el Gobierno de Sánchez hasta las elecciones generales.
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— Hugo Manchón (@hugomanchon) November 2, 2023
En concreto, en abril de este año, la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, se manifestó en público contra el traspaso integral de Rodalies a Cataluña con unos argumentos que expresó con total convicción. “La red ferroviaria de interés general del Estado no se puede transferir”, según dijo con contundencia antes de añadir que es “un principio legal, constitucional y que está ligado al Estatuto de Autonomía” y que, “por lo tanto, no se puede hacer”.
Hasta el 23 de julio -fecha de las últimas elecciones generales- el traspaso de la gestión de Rodalies a Cataluña por parte del Estado simple y llanamente no se podía hacer porque atentaba contra la ley, la Constitución y el Estatuto de Autonomía.
Ahora ya sí se puede porque al la investidura de Sánchez está por encima de la ley y de la Constitución y el líder socialista no va a dejar que nadie le estropeé ese momento. Lo peor de todo es que sus ministros, el Consejo de Ministros al completo, aplaude lo que toque y dice lo que sea con tal de mantenerse en el poder. No son ministros, son compinches.