Cine y sofá: Lo último y esperado de Fincher y un clásico que no envejece

EL ASESINO (The Killer, 2023)

David Fincher/ 118 min.

"Es increíble lo extenuante que puede ser para el cuerpo no hacer nada. Si eres incapaz de soportar el aburrimiento, este trabajo no es para ti".

Así comienza. Con estas palabras, una voz en off nos introduce en El Asesino, la última película del genial director David Fincher, que trata de entrar en la mente y en las emociones de un profesional cuyo trabajo, muy bien remunerado, consiste en eliminar a personas mediante encargos. Un tipo de personaje desconocido que, para el espectador, despierta animadversión y antipatía, a la vez que suscita enorme interés.

Es un asesino letal. No pregunta, no empatiza y nunca improvisa...."anticípate a todo, cíñete al plan" se dice continuamente. Hasta que un día comete un fallo. Un error con graves consecuencias para la única persona en su vida que parece importarle. Es, en ese momento, cuando comienza el viaje; la historia de una venganza que de manera metódica, con una irritable paciencia, sin escrúpulos y con una frialdad desbordante, decide llevar a cabo.

Con una factura precisa y un ritmo implacable, David Fincher, uno de los directores actuales más reputados, con películas tan conocidas por todos como, Seven, El club de la lucha, El curioso caso de Benjamin Button, Zodiac y Perdida, ha contado esta vez con Michael Fassbender como prácticamente único protagonista del film, salvo por la breve aparición de la actriz secundaria Tilda Swinton.

El resultado es una bastante buena película aunque no a la altura de sus grandes films. Las primeras críticas han sido dispares, ya que las expectativas que habitualmente genera Fincher son muy altas. Aún así, siempre es una apuesta segura y de lo mejor que actualmente podemos encontrar en las plataformas.

La película se basa en la novela gráfica del mismo nombre creada por el escritor Alexis Nolent (Matz) y el artista Luc Jacamon, cuyo primer volumen fue publicado en 1998 y el último tuvo su lanzamiento en 2017.

La podéis disfrutar en Netflix.

LUZ QUE AGONIZA (Gaslight, 1944)

George Cukor / 114 min.

Luz que agoniza, es una película basada en la obra teatral escrita por el británico Patrik Hamilton, Gas Light, y dirigida por el maestro George Cukor. El director, sabía que contaba con un guion que ya había triunfado anteriormente, tanto en el teatro (Vincent Price representó la obra en Broadway, en 1942) como en el cine, y quiso contar para esta famosa producción de la Metro Goldwyn Mayer, con la presencia de tres de sus estrellas más consagradas: Charles Boyer, Ingrid Bergman (ganaría un Óscar por su interpretación) y Joseph Cotten.

El argumento es más propio de un thriller psicológico con momentos fantasmagóricos que de una intriga policial. En plena época victoriana, el pianista Gregory Anton (Charles Boyer), se casa con Paula Alquist (Ingrid Bergman), una mujer atractiva pero complaciente y sumisa, y se van juntos a vivir a Londres, a casa de una tía de ella, asesinada años antes en misteriosas circunstancias.

Es a partir de ese momento cuando, sola en su cuarto, y aquejada de una extraña enfermedad que le va debilitando, comienza a escuchar ruidos extraños en la casa y a observar que, cuando esos momentos se producen, la luz de las lámparas de gas disminuyen su intensidad inexplicablemente. Ella comienza a dudar de sus sentidos. Todo está en su contra. La gótica mansión que le oprime, su marido que no le cree y le trata de neurótica, y hasta la doncella insolente, interpretada por una debutante Angela Landsbury (los espectadores la recordarán por la serie Se ha escrito un crimen), habla con su señora como si estuviese perdiendo la razón.

Cuando la protagonista está al borde de la locura, un inspector de policía, Brian Cameron (Joseph Cotten en uno de sus mejores papeles), interviene para ayudarla y hacerla ver que está completamente cuerda, y que existen motivos para sospechar de algo oculto.

George Cukor supo recrear, con un sólido blanco y negro y con una excelente fotografía, el tétrico ambiente de esos barrios londinenses; el de los policías que, sumidos en la niebla, paseaban vigilantes dando pequeños golpes con sus porras a las verjas de las viviendas victorianas.

Mencionar que esta producción, aunque superior, es remake de una muy buena película inglesa titulada en castellano como Luz de gas, rodada en 1940, y dirigida por Thorold Dickinson.

La pueden ver en FILMIN.