| 28 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Abascal con los vicepresidentes autonómicos de Vox
Abascal con los vicepresidentes autonómicos de Vox

Bambú, el elemento tóxico que se mete en los gobiernos autonómicos de PP y Vox

La dirección de Vox en Madrid intenta controlar a sus vicepresidentes y consejeros abriendo fuegos innecesarios para marcar distancia con los populares y colocando enviados de Madrid.

| Enrique Martínez España

La semana pasada se producía el primer choque público del gobierno valenciano de Carlos Mazón integrado por PP y Vox: el vicepresidente Vicente Barrera salía públicamente a desmarcarse de una campaña de la Generalitat sobre turismo LGTB. Barrera convocó a los medios para hacer una declaración discrepante en algo totalmente inusual hasta ahora en él. Sin embargo, la idea de este desacuerdo parece que no vino de Valencia, sino de la dirección de Vox en Madrid, la sede de la calle Bambú, que intenta teledirigir a los vicepresidentes y consejeros autonómicos de sus gobiernos con el PP.

Para muestra, las palabras del propio Vicente Barrera donde no decía de forma contundente el desmarque de Vox a la campaña de la Generalitat, ‘Orgull de Comunitat’. Parecía más un papel para cumplir que un convencimiento.

Hasta ahora, el gobierno de Carlos Mazón ha estado todos a una, los consellers de PP y Vox funcionan como un solo gobierno, y no ha habido ningún enfrentamiento -al menos públicamente-, teniendo Mazón buena relación con los de Vox, pero desde Bambú, la sede nacional de Vox, parece que no quieren que sea así y buscan marcar diferencias públicas con el PP.

Bambú es consciente de su poder: cuatro vicepresidentes en la Comunitat Valenciana, Murcia, Castilla y León y Aragón, varios consejeros, el voto determinante en Extremadura y la suma de mayoría de la derecha en Baleares. Un poder que quieren ejercer de forma centralizada -colocando por ejemplo enviados de Madrid en los gobiernos autonómicos- y con control férreo, algo imposible por cierto, y generando tensiones innecesarias con el PP en esa estrategia de hacer ver que son diferentes.

Bambú se comporta por tanto como un elemento tóxico, intentando dar órdenes a sus vicepresidentes y consejeros según el interés particular de la dirección nacional de Santiago Abascal, y olvidando que cuando formas parte de un gobierno, te debes a la gestión y a la lealtad al presidente, aunque sea del PP. Por ahora, Bambú ha provocado un roce innecesario, dando munición a la izquierda, en el gobierno valenciano.