| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez saluda a los presentes en uno de los últimos mítines de la campaña electoral del 28M
Pedro Sánchez saluda a los presentes en uno de los últimos mítines de la campaña electoral del 28M

Sánchez busca salvar los muebles el domingo con sus pactos Frankenstein

El 'sanchismo' necesita una gran movilización de sus votantes, algo muy complicado teniendo en cuenta la sucesión de escándalos en la campaña. 

| Benjamín López España

Si hay una cosa clara a estas alturas es que el PSOE va a perder votos y poder este próximo domingo. La duda es cuántos votos se va a dejar y si dicha pérdida se traducirá en un batacazo electoral o en una derrota maquillada. Eso va a depender casi exclusivamente de qué capacidad tenga de sumar con sus habituales socios, desde Bildu a la extrema izquierda pasando por los separatistas, de reeditar sus gobiernos Frankenstein. 

Las cosas no pintan demasiado bien para el sanchismo. Sus planes para la campaña pasaban por sacar la chequera en el Consejo de Ministros y aprobar medidas de esas de mucho gasto y jugosos titulares. La realidad es que impacto han tenido poco, entre otras cosas porque se han visto eclipsadas por otros asuntos que han ido irrumpiendo uno tras otro: los 44 etarras en las listas de Bildu; el caso Vinicius y el racismo en España; el secuestro presuntamente ordenado por el número dos del PSOE andaluz y la compra de voto por correo. 

 Todos ellos han sido perjudiciales para el PSOE, incluso el episodio racista sufrido por Vinicius en Mestalla supuso un pequeño disgusto dentro del Gobierno de coalición, uno más, y un amago de crisis diplomática con Brasil. 

Pero si ese ha sido perjudicial, los otros han sido terribles, auténticos misiles a la línea de flotación del PSOE. La estrategia ha sido callar y echar la culpa al PP de todo en la medida de lo posible. Nadie del partido ha dimitido por el caso de secuestro de Maracena a pesar de que la fiscalía y el juez ven claros indicios de la comisión de un delito. Que Bildu mete a 44 etarras en sus listas municipales, es el PP el que enreda porque no sabe vivir sin ETA. Que la Guardia Civil destapa tramas de presunta compra de voto por correo con el PSOE hasta las cejas, mejor callar y acusar -sin pruebas- al PP de hacer lo mismo.

 El PP trata de “embarrar” el terreno de juego, dice Sánchez, por lo que hay que acudir “en masa” a las urnas este domingo. Ese mismo mensaje lo están repitiendo los socialistas allá donde tienen ocasión. Están muy preocupados por la desmovilización de sus votantes ante esta sucesión de escándalos, conscientes de que sus posibilidades de mantener el poder en muchas partes pasan por conseguir que la inmensa mayoría de los votantes de izquierdas vayan el domingo a las urnas y no lo hagan los del PP y Vox. Difícil, desde luego. 

El PSOE solo aspira a reeditar los pactos con sus socios

Sánchez quiere un resultado lo menos malo posible para él y para el PSOE, por supuesto, pero también para sus socios. De los resultados de Podemos, Más País, ERC, Coalición por Melilla y otros de la coalición Frankenstein va a depender hasta qué punto los socialistas pueden alcanzar acuerdos que le permitan mantener el poder en el mayor número de ayuntamientos y comunidades para así maquillar unos resultados que, objetivamente y por un simple ejercicio de comparación con 2019, van a ser malos sí o sí. 

En el PSOE están muy preocupados por la desmovilización de sus bases, conscientes de que sus posibilidades de mantener el poder en muchos lugares pasan por conseguir que la inmensa mayoría de los votantes de izquierdas vayan el domingo a las urnas y no lo hagan los del PP y Vox

Probablemente a estas alturas Sánchez se arrepienta de haber asumido tanto protagonismo en esta campaña. Ahora, si los resultados son malos o muy malos él será percibido como el derrotado y habrá comenzado probablemente su cuenta atrás para salir de la Moncloa en diciembre. “Echar a Sánchez es la prioridad nacional”, repiten desde el PP. Es el mensaje que une a todos, desde Ayuso a Feijóo pasando por Moreno y Mazón, y con el que comulgan muchos votantes deseosos de ir a votar el domingo.