| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Félix Bolaños y Esteban González Pons durante su reunión por la negociación para renovar el CGPJ con Reynders como mediador.
Félix Bolaños y Esteban González Pons durante su reunión por la negociación para renovar el CGPJ con Reynders como mediador.

El amor prohibido de Bolaños y Pons

Este jueves no había portada de periódico que no incluyera la foto. El comisario europeo Didier Reynders junto a Félix Bolaños y Esteban González Pons. La cumbre en Bruselas debía servir para desbloquear cinco años de desencuentros que han impedido renovar el órgano de gobierno de los jueces en España. Ya les vale a PSOE y PP irse hasta Bélgica para ver si un belga les hace ver la luz del CGPJ. De verdad, España no merece tanto esperpento.

En si la instantánea lo dice todo: caras de circunstancias de los tres. El representante europeo como el que se dice, por educada cortesía, para sus adentros: “No sé qué pinto yo aquí”. El ministro de Justicia español mirando al representante popular con fingida mueca de hombre sabio que busca comprender. Y el genovés, fijando sus ojos en Reynders, si bien con una mueca en su boca del que sabe que “si hay que ir se va pero ir pa ná es tontería”.

Al final, la cita sirvió, como de costumbre en la Unión Europea, para despedirse tras haber constado que no están de acuerdo con el consabido: “Vuelva Usted mañana”. Se verán de nuevo el próximo lunes 12 de febrero. Mientras hay vida hay esperanza.

Me quedo intranquilo con la prórroga. No hay cosa que más preocupe a los españoles que la renovación de la cúpula del Poder Judicial. En el cercanías de Madrid, cuando se corta y la gente llega tarde a trabajar, todos hablan del CGPJ. ¡Caramba! ¿No sería mejor derogar la ley estúpida que se forjó para forzar el acuerdo que impide al órgano nombrar jueces mientras no se renueve?

Así Bolaños y Pons podrían seguir hablando hasta enamorarse si lo desean. Y los ciudadanos no pagarían las consecuencias de los pasos en falso de la polarización política de nuestro país, que impide renovar las plazas vacantes de jueces.

A.M. BEAUMONT