| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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25ª de San Isidro: Ni el maestro Chicho la hubiera salvado con su creatividad

Carta al maestro Chicho Ibáñez Serrador, al que le gustaban los toros por su concepto creativo, algo que siempre respetó y defendió desde la discreción que siempre fue su santo y seña.

| Miguel Angel Moncholi Ocio

Querido Chicho. Te has ido con la discreción con la que llevaste tus años de maestría en radio y televisión. En radio con aquellas historias para no dormir. En televisión, sobre todo, con uno de los pocos programas originales que ha tenido la televisión en España, -el “Un, dos, tres…”-, lejos de ser la copia de la copia que sufre actualmente nuestro medio rey, cada vez menos rey por la falta de creadores como tú.

Te vas y me viene a la memoria aquella breve conversación en los premios de la Televisión. Aquellas palabras que guardaré para mí solo, con orgullo, por venir de quien venían, un maestro indiscutible, el rey de la creatividad. Tras tu partida solo me quedan los mensajes que  intercambio de vez en cuando con las hermanas Hurtado, -Teresa y Fernanda-, cuya creatividad como actrices y pintoras tanto admiro.

La brevedad, gracias a los toreros, lo mejor de la tarde

La de ayer, Chicho, no fue la corrida ideal. Los toros de Alcurrucén y El Cortijillo, -salido en cuarto lugar-, tuvo la virtud de ser breve, gracias a la colaboración de los toreros que debieron pensar, parafraseando a Baltasar Gracián que lo malo si breve, menos malo.

Hay quien piensa que el primero fue buen toro. Si te dijera que tuvo violencia, fue bronco y exigente, tal vez compartirías el mérito de Antonio Ferrera al aguantar las tarascadas y gañafones que le lanzaba. Si te dijera que una vez “desbravado” se dejó más, dentro de su mansedumbre en los terrenos de toriles, tal vez compartirías que su voluntad tuvo el premio justo de la ovación con saludos.

Diego Urdiales, solo detalles en una feria de triunfos

La tarde, maestro Chicho, tuvo en Diego Urdiales la imposibilidad de triunfar con un toro como el segundo, que hacía como que quería hacer. Y algo más con el bondadoso quinto que pareció tener cualidades de toro de lidia, de recorrido y manejabilidad… hasta que se echó.

Les costaba encontrar la colocación al de Arnedo, que no se acoplaba, pese a lo cual dejó detalles, muletazos sueltos, destacando uno largo por el pitón derecho. El no ligar, el y vuelta a empezar, unido a la falta de transmisión del toro de El Cortijillo, le permitió no obstante saludar una ovación.

No lució la faena del tercero por la falta de fuerzas de las que adolecía. Tenía calidad el anovillado tercero, pero sin transmisión no puede haber emoción. Ginés Marín se debatía entre mantener a media altura la muleta para que no se le cayera el Alcurrucén y bajarle la mano, para que finalmente terminara doblando.

El intento y las ganas de Ginés Marín por revalidar su trunfo se estrelló con un lote imposible

A su aire, abanto, manso, fue el sexto al que, al quedarse algo crudo en el caballo, recetó Ginés doblones de inicio con el fin de pararlo. Ni por esas. El de los hermanos Lozano se dio una “vuelta al ruedo por su cuenta” con Ginés detrás de él tratando de llegar a un acuerdo.

Y así fue la tarde, maestro Chicho. Una tarde en la que eché de menos tus programas, tus azafatas, tus tacañones, -con Valentín Tornos al frente-, tus hermanas Hurtado, a Kiko, a Bigote, a Mayra, a tanto ingenio como el que nos regalaste en aquella España que esperaba con anhelo que el concursante se llevara el coche, el apartamento en la playa o a la mismísima Ruperta.

Incluso la enorme calabaza nos hubiera distraído de tan decepcionante espectáculo por mor de los toros de los hermanos Lozano en una tarde, en la del mal el menos, fue breve gracias a los toreros.

 

25ª de San Isidro. Toros de Alcurrucén y El Cortijillo (4º) desiguales de presentación y en general descastados. Antonio Ferrera: Ovación con Saludos y Silencio. Diego Urdiales: Silencio y Silencio. Ginés Marín: Silencio y Silencio.

 

Lo mejor:

La brevedad, por la duración de 130 minutos, lo que hizo que el espectáculo fuera menos cansino.

Lo peor:

El decepcionante juego de los toros de los hermanos Lozano en versiones Alcurrucén y El Cortijillo. Decepcionante porque esperaba más de ambos hierros.

 

El cartel de la 26ª de San Isidro