| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La Corrida de la Beneficencia, convertida en una boda por los vivas a destiempo

Los vivas gritados desde los tendidos, en exceso y a destiempo, convirtieron en una boda el tradicional festejo benéfico al que asistió el Rey Felipe VI.

| Miguel Angel Moncholi Ocio

La Corrida de la Beneficencia, - ¿benéfica para quién? -, puso el cartel de “No hay Billetes”. Esta vez en su integridad, pues hasta el Palco Real estaba lleno. Ya era hora que el Jefe del Estado ocupara el puesto que le corresponde, al igual que lo hace en el fútbol.

El Rey Felipe VI pudo comprobar de primera mano que la gente que va a los toros ni es agresiva, ni precisa de medidas de seguridad especiales, ni se le prohibe los botes de refresco para evitar altercados. Su paseo por las dependencias fue de lo más normal. Solo eché de menos que los alguaciles Álvaro López y Francisco Javier González le obsequiaran con esos caramelos que guardan celosamente en los bolsillos secretos de sus capas cortas.

 

El Rey Felipe VI asiste acompañado del Presidente de la CAM Pedro Rollán, el ministro José Luis Ábalos y el torero Juan José Padilla

 

Las Ventas recibe con respeto al Rey Felipe VI y al himno de España

Accedió Su Majestad al palco y sonó el himno nacional sin que se oyeran pitidos, ni se faltara el respeto a uno de los símbolos de todos los españoles. Los aficionados y espectadores que asistieron no son fachas, simplemente respetuosos. Y respetables.

Las ovaciones de los asistentes al Monarca al recibir el brindis de Ventura, El Juli y Urdiales, desmienten otras crónicas empeñadas en denostar a la Fiesta de los Toros, al Rey y a la verdad, importándoles poco, con tal de mancillar la libertad, la herencia cultural recibida y sobre todo la presencia del toro, como animal único en todo el Mediterráneo. Para eso pocos, ignorantes y faltones, todo vale con tal de imponer sus ideas.

La fórmula de festejo mixto, -para distraer más al personal-, permitió ver a un Diego Ventura en sazón con un primer toro de Los Espartales, con tendencia habitual a saltar la barrera. Nada que no se supiera, pero con un ritmo propio de su origen murubeño, con el solo defecto de tender a ponerse por delante. Tuvo mérito el rejoneador hispano-luso, sobre todo en los palos con Nazarí. Por su desacierto con el definitivo todo quedó en ovación con saludos.

Diego Ventura corta una oreja, pudiendo sumar otra del otro toro de no fallar con el definitivo

Una oreja le cortó Ventura al cuarto tras brillar de nuevo con Nazarí, Bronce y sobre todo Dólar, en un espectacular par a dos manos sin cabezada, como ya hiciera hace años el gran Moreno Pidal. Trofeo que le supo a gloria en un ciclo en el que PHM le ganaba por la mano, por haber pasaportado mal tanto aquel día como en éste al primero, lo que le privó de salir en volandas por la Puerta Grande. ¿Solo el mal manejo del definitivo? No, también porque son públicos distintos, siendo el de la Beneficencia más frío y desconocedor del toreo a caballo.

 

Diego Ventura pasea la única oreja del festejo

 

A pie, Julián López “El Juli” sacrificó uno de Núñez del Cuvillo, - que ésta, y no otra, es la esencia de la corrida de toros-. ¿Se lo ha dicho alguien, Majestad? ¿Le ha explicado alguien que la corrida es el sacrificio del dios del Mediterráneo? ¿Alguien le ha contado que es la forma estética de sacrificar, mucho más respetuosa que como lo hacen los musulmanes a los corderos, con todo mi respeto?

El Juli perdió una oreja de su buena faena al quinto por fallar a espadas

El Juli sacrificó al segundo, justo de fuerzas, inválido más bien, cuyo empeño no llegó al tendido más preocupado en medir la colocación que en valorar el resultado. Su manera a lo ¡ale hop! de practicar la suerte suprema desmerece mucho cuanto le precede.

Justo de fuerzas fue también el quinto al que hicieron quites Juli y Urdiales, éste por verónicas enganchadas. Faena en la queel uso de la voz de El Juli fue resolutiva a la hora de sacar series con la izquierda, de pulsear y templar, junto al secreto de darle el tiempo necesario al de Cuvillo para reponerse. Mal con la espada, pese a que pinchara en lo alto, Julián perdió un trofeo que debió cortar.

La terna la completaba Diego Urdiales. Torero muy querido en Las Ventas y al que se le consiente que toree fuera de chacho, el riojano tiró de empaque gustándose por ambos pitones, sobre todo por el izquierdo, sumando remates y adornos de gran belleza plástica. Naturales que repitió de frente previo al fallo a espadas que le impidió obtener el trofeo que debió haber cortado.

Los gritos y vivas reiterativos y a destiempo son una falta de respeto a la Fiesta y al torero

La plaza de Las Ventas se está convirtiendo en este San Isidro de éxito de asistencia en un salón de bodas, por sus vivas a todo lo que se le ocurre al personal. Que, si viva España, viva el Rey, viva la madre que me parió, viva yo, viva , viva… Y entre tanto viva, la faena de Urdiales al sexto bis, no tuvo ese mínimo de respeto exigible. Como tampoco tuvo transmisión el sobrero lidiado de La Reina, producto del ganadero José Miguel Arroyo "Joselito".

Diego Urdiales se volvió al sector donde se estaba montando el guirigay para reclamar atención y respeto.

Entre tanto “viva” hubo uno que gritó “viva la República”, -aún no sé si la primera con la bicolor, o la segunda con la tricolor-, cuando entonces se produjo la reacción de toda la plaza que abucheó semejante “viva”, acompañado de “fuera, fuera, fuera…” Lo cierto es que, a servidor le pareció una falta de respeto a quien estaba toreando, Diego Urdiales, quien se volvió al sector donde se estaba montando semejante guirigay para reclamar atención y respeto.

También se le gritó que dimitiera al ministro de jornada José Luis Ábalos, quien recibió la propuesta como una ocurrencia más del vulgo allí presente. En cierta ocasión me explicaron que el Presidente Zapatero no iba a los toros, precisamente por temor a salidas como ésta en medio del silencio.

Las Ventas pierde su categoría como espacio de rito para convertirse en salón de bodas

Lo cierto es que Las Ventas se convirtió en un salón de bodas para dejar de ser el recinto sagrado del culto al dios toro, cuyos partícipes en el ruedo se juegan la vida a cada segundo que están en la cara del toro. Es el caso de Víctor Saugar “Pirri”, quien se vio cogido al salir de un par en el tercero que le hizo hilo y le prendió ya en la boca del burladero.

No tendría mucha más trascendencia que la de ser una cornada grave, -que no es poco-, si no fuera porque se produjo por la mala colocación del sobresaliente Miguel Ángel Sánchez y por su pasividad en hacer el quite al compañero en peligro. Y lo peor, es que no fue una excepción, sino que es más habitual de lo que parece por la falta de profesionalidad de unos cuantos de luces.

Historia de una Corrida de la Beneficencia, que ya no es benéfica. De una jornada especial convertida en boda de pueblo. De una liturgia plagada de vivas recurrentes y a destiempo. Y de unas faenas sin trofeos por el mal manejo de los aceros. Así sucedió y así se lo he contado.

 

Corrida de la Beneficencia: Toros de Los Espartales para rejones, mansos y manejables. Y toros de Núñez del Cuvillo (inválido el segundo, con calidad el tercero, y justo de fuerzas y manejable el quinto) El sobrero de La Reina, que hizo sexto, deslucido. Diego Ventura: Ovación con Saludos y Oreja. El Juli: Silencio y Ovación con Saludos. Diego Urdiales: Ovación con Saludos y Ovación con Saludos.

 

Parte médico de Víctor Hugo Saugar "Pirri"

Herida por asta de toro en región glútea izquierda con una trayectoria ascendente de 35 cm, que produce lesiones en músculos glúteo mayor y glúteo medio, contusiona nervio ciático y rompe fascia lata, presentando orificio de salida en cresta ilíaca anterosuperior. Es intervenido bajo anestesia general en la enfermería de la plaza y se traslada a Clínica Fraternidad Muprespa Habana. Pronóstico: grave, que impide continuar la lidia. Fdo: Máximo García Leirado

 

Lo mejor:

La disposición de la terna que, de no haber fallado con los aceros, debió haber sumado cuatro trofeos.

Lo peor:

La inhibición y mala colocación de quienes tienen la obligación de quitar del peligro que tiene el toro al hacer hilo a los banderilleros.

 

Cartel de la 30ª de San Isidro