| 05 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Puigdemont y la cúpula de Junts, este jueves.
Puigdemont y la cúpula de Junts, este jueves.

Un contratiempo en Moncloa: paren máquinas…¡que nos falta Puigdemont!

Como un ritual, una coreografía presta para ser ejecutada por los bailarines de Moncloa y PSOE, estaba todo preparado y bien preparado este jueves.

| Esther Jaén Opinión

 
Pedro Sánchez pretendía – y sigue pretendiéndolo- cerrar el acuerdo con ERC, a continuación con Junts, presentar en el registro del Congreso de los Diputados el texto de la Proposición de Ley bajo el que se pretende dar cobertura a la amnistía exigida por los independentistas y que ha llevado a Sánchez a “hacer de la necesidad virtud” y pasar del rechazo a la aceptación en apenas tres meses.

Puigdemont, reunido con los suyos en Bélgica y convencido de ser el que tenía la última palabra, decidió no dar una patada al tablero, pero sí ponerle un poco de suspense y mucho miedo en el cuerpo a la parroquia socialista

Con ese texto ya calificado favorablemente por la Mesa del Congreso, la idea era convocar el Pleno para el debate de Investidura los días 7 y 8 de noviembre, es decir, martes y miércoles de la semana próxima. El acuerdo pasaba por que saliese elegido en primera votación, el mismo día 8 de noviembre. Precisamente, el Rey Felipe VI, llega de viaje el mismo día 8 por la noche, con lo que, en los planes de Sánchez se contemplaba la toma de posesión ante el monarca el día 9, festividad de la Almudena en Madrid, aunque no así en el resto de España.

 

Así las cosas, Sánchez tenía un fin de semana por delante de lo más parecido a un puente que los madrileños tienen en el mes de noviembre, para poder llegar al lunes con el nuevo Gobierno recién salido del horno y tal vez, en función de la agenda de Zarzuela, tomando posesión.

La cuestión es que ese “duelo de titanes” que protagonizan las dos fuerzas independentistas, ERC y Junts, forzó una enésima reunión con fanfarria y boato, para hacer público el último fleco arañado por el propio presidente de la Generalitat de Cataluña en persona, Pere Aragonès, que anunciaba el traspaso de los trenes de cercanías al gobierno catalán.

 

El "negociador en jefe" de Sánchez, Félix Bolaños, con Junqueras este jueves.

 

Mientras, Carles Puigdemont, reunido con los suyos en Bélgica y convencido de ser el que tenía la última palabra, decidió no dar una patada al tablero, pero sí ponerle un poco de suspense y mucho miedo en el cuerpo a la parroquia socialista.

Se han parado las máquinas un ratito, pero Puigdemont ya ha decidido dar el sí a Sánchez a cambio de una buena amnistía, la condonación de una parte de la deuda de Cataluña con el FLA, la cesión de las Cercanías y dos huevos duros.

 

En ese momento, a más de un dirigente del PSOE se le heló la sangre, temiendo que pudiera irse todo al garete por un “ataque de cuernos”. Empezaron las llamadas de teléfono, las promesas y los anuncios de buena voluntad por parte del Gobierno, pero todo acababa con un ¡parad máquinas, que Puigdemont no va a firmar todavía…!

Quizás mañana (por este viernes) el ex presidente fugado, sintiéndose objeto de todas las miradas, acepte dar ese ansiado sí a Pedro Sánchez, pero no siendo así, será muy difícil que el debate de investidura se pueda celebrar los días 7 y 8 y que Sánchez pueda ejecutar su plan y su calendario tal como lo tenía diseñado. Eso, para algunos de los negociadores “no sería buena señal, porque nos pone en unas fechas demasiado justas”, según aseguraba ayer tarde a ESdiario.

Sin embargo, con Sánchez todo es posible y con Puigdemont, aunque parezca imposible, también.
Anoche, los más optimistas tanto de PSOE como de Sumar se acostaban pensando que el acuerdo llegará en horas.

Y que se han parado las máquinas un ratito, pero que Puigdemont ya ha decidido dar el sí a Sánchez a cambio de una buena amnistía, la condonación de una parte de la deuda de Cataluña con el FLA, la cesión de las Cercanías y dos huevos duros.