| 08 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez asiste desaperecido al intenso debate en el PSOE sobre la amnistía.
Pedro Sánchez asiste desaperecido al intenso debate en el PSOE sobre la amnistía.

Sánchez no renuncia a ser investido pero busca rebajar el precio de Puigdemont

Guarda silencio y observa las reacciones de sus mayores (Felipe, Guerra y otros tantos) que no le hacen demasiada mella, aunque sí espera cómo influyen en la militancia.

| Esther Jaén Opinión

Ironías de la política del siglo XXI: cuanto más débil parece el independentismo catalán, viendo la respuesta ciudadana a sus convocatorias y, en especial, a sus últimas llamadas a las urnas, más capacidad decisoria ostenta.

La gobernabilidad de España está en sus manos. Pero, lejos de tratar de unir esas mermadas fuerzas, para su beneficio, se dedican a vociferar por separado sus exigencias, con pinta de proclamas de máximos, y con un inevitable tufo a competición por ver quién orina más lejos en la carrera por desconectarse del Estado Español.

 
Mientras, el Gobierno en funciones y su presidente, Pedro Sánchez, guardan silencio ante las mencionadas exigencias del independentismo y se emplean contra José María Aznar, que llama a la movilización, contra una amnistía que, hasta el momento, no ha asomado más que en la carta a los Reyes Magos de la parroquia independentista. Pero en el PP ya ven las orejas al lobo y temen una investidura de Sánchez a cambio de esa amnistía. Y no son los únicos.

A la cúpula socialista se le empieza a presentar como una empresa excesivamente complicada la concesión de la amnistía

Con este panorama, son muchos los socialistas que, ávidos de rasgarse las vestiduras por lo que han llegado a comparar de forma tan delirante como desafortunada, con comportamientos golpistas y antidemocráticos del expresidente Aznar, confiesan en privado sus recelos ante la que consideran podría ser la enésima maniobra de riesgo del presidente Sánchez, la concesión de esa amnistía, alivio penal o el palabro con el que quieran disfrazar lo que legalmente solo puede definirse como “amnistía”.

Admiten fuentes del propio Ejecutivo, que a la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, se le fue la mano y se le calentó la lengua cuando recibió instrucciones de convertir en tema del día y de la semana, si le era posible, la aparición de Aznar ante el think tank de la derecha que él mismo preside, FAES, para animar a los suyos a movilizarse de forma preventiva contra la concesión de esa amnistía.

Sánchez guarda silencio y observa las reacciones de sus mayores (Felipe González, Alfonso Guerra y otros tantos) que no le hacen demasiada mella, aunque sí espera a ver qué grado de influencia pueden tener todavía en el electorado socialista. En breve, en el PSOE recibirán un estudio de opinión que puede ayudarle a tomar la decisión final.

 

 

En todo caso, entre la parroquia socialista no han descartado otra de las líneas de actuación que tienen sobre la mesa, que consiste en buscar el voto afirmativo de Coalición Canaria y rebajar así el precio que pone Junts, ya que ya no estaría pidiendo votos afirmativos, sino abstenciones. Además, ERC se muestra más flexible a la hora de poner plazos al arranque del texto legal que debería poner las bases para esa amnistía de dudosa constitucionalidad.

Son muchos los socialistas que confiesan en privado sus recelos ante la que consideran podría ser la enésima maniobra de riesgo de Sánchez, la concesión de esa amnistía, alivio penal o el palabro con el que quieran disfrazar lo que legalmente solo puede definirse como “amnistía”

En los cuarteles socialistas dan instrucciones a los suyos para que hiperventilen con las palabras de José María Aznar (que goza de un número ingente de haters en las filas de la izquierda), presentan a Alberto Núñez Feijóo como un “mandado” de Aznar, haciendo hincapié en que solo unos días antes, preguntado por su intención de llevar su protesta en las calles, el presidente del PP aseguró que no era su estilo ese y que era más partidario de solucionar las cosas con el diálogo, y esperan a ver el resultado de la manifestación o mitin que ha convocado el PP para el fin de semana del 24 de septiembre, por si se le puede sacar algún provecho.

 

A la cúpula socialista se le empieza a presentar como una empresa excesivamente complicada la concesión de la amnistía, aunque para sus socios de Sumar, el problema – según fuentes consultadas de esta formación- sería que el PSOE piensa en conseguir los votos para la investidura, cuando debería pensar y hablar de “resolver el conflicto catalán con medidas audaces, pero efectivas, por lo menos, para las próximas décadas”.

De lo que casi nadie duda ahora es que, como quiera que sea, Sánchez logrará ser investido presidente a lo largo del mes de octubre. El tiempo dirá...