Fonendo
El embarazo te cambia la vida... y también el cerebro. ¿Quién dijo que parir es fácil?

FONENDO
Quién no ha oído eso de que el embarazo te cambia. Que si las hormonas, que si las prioridades, que si ya no duermes igual. Pues ahora la ciencia lo confirma: el embarazo también cambia el cerebro. Literalmente.
Un grupo de investigadoras del Hospital Gregorio Marañón, que no solo saben mucho, sino que además lo han publicado en Nature Neuroscience (que no es precisamente una revista de pasatiempos), ha descubierto que el cerebro de las mujeres empieza a transformarse desde el mismo momento del embarazo, y no deja de hacerlo ni tras el parto. Es más: algunos cambios persisten durante años.
No hablamos de "volverse loca de amor" (aunque eso también), sino de modificaciones anatómicas reales. Cambios en redes cerebrales asociadas al ‘yo’, a la cognición social, a ese GPS emocional que ayuda a entender al otro. Básicamente, la naturaleza te hackea el cerebro para que puedas cuidar de alguien que aún no sabe ni girar la cabeza.
Y ojo, que no todo vuelve a su sitio tras dar a luz. Algunas de estas transformaciones se revierten, sí, pero otras se quedan contigo, como los grupos de WhatsApp de padres del cole. Y resulta que cuanto más cambiaba el cerebro, mejor era el vínculo madre hijo. No es magia: es neurociencia.
Además, el estudio muestra que no todos los partos afectan igual. No es lo mismo un parto vaginal que una cesárea programada. Parece que el trabajo de parto en sí (sí, ese maratón de contracciones con final sorpresa) también tiene un papel en cómo se reorganiza el cerebro.
Y como si fuera poco, también entra en juego el estrés. Más ansiedad durante el embarazo, peor experiencia de parto y más riesgo de depresión posparto. Como para no tomarse en serio lo de cuidar la salud mental durante la maternidad.
En resumen: el embarazo no solo cambia la barriga, cambia la mente, el cuerpo, la estructura cerebral y probablemente la capacidad de recordar dónde dejaste las llaves. Así que la próxima vez que alguien diga “estás rara desde que fuiste madre”, sepa que tiene razón... y que hay escáneres cerebrales que lo respaldan.
Que el embarazo te cambia el cerebro ya lo sabíamos gracias a las científicas del Gregorio Marañón. Lo que quizá no teníamos tan presente es que el parto, además, te puede cambiar la anatomía entera, y no siempre de forma poética.
Porque sí, la cesárea puede ser una opción segura (sobre todo en países desarrollados), pero también puede dejar regalitos como endometriosis en la pared abdominal, hemorragias o incluso un susto de esos que terminan en UCI. Vamos, que no es un paseo por el quirófano ni una salida exprés de un spa prenatal.
En las jornadas de imagen clínica en La Paz, lo dejaron claro: la placenta es complicada, el útero postparto es un misterio y las complicaciones del puerperio no vienen con manual de instrucciones. Y, aun así, millones de mujeres las enfrentan con una mezcla de coraje, cansancio y una capacidad asombrosa para encontrar el chupete perdido con solo oír un llanto.
Parir no es solo un acto biológico: es una hazaña médica, emocional y cerebral. Y no, no exageramos. Lo dice la ciencia. Y el cinturón de seguridad.