Un Valencia mediocre se complica la Champions (1-1)

Indefinición de estilos en el Valencia de Celades, que parece empeñado en hacer aún más grande a Marcelino, con aquel eficaz 4-4-2. Celades sigue en la duda permanente. Parejo completa un partido lamentable, como no le ocurría con el técnico asturiano, con el que se sentía más exigido. El gol del Valencia llega, precisamente, en una contra de manual, de cuatro toques, al más puro estilo Marcelino.
Decepcionante primera parte del Valencia. Eso sí, en el minuto 14, tuvo la ocasión más clara. Parejo la pasó en largo para Wass, que centró atrás para que Gameiro rematara de primera. Se lanzó muy bien el meta del Lille, que evitó el gol de los de Celades. Sin embargo, esta ocasión fue un hecho aislado.
El Valencia se sentía incómodo. Los franceses tuvieron hasta tres ocasiones claras en los minutos finales del primer tiempo y el empate fue el mejor regalo del Valencia para llegar al descanso. El equipo carecía de ideas en el centro del campo y no tenían profundidad en las bandas.
La entrada de Carlos Soler en la segunda parte fue provindencial, en sustitución de Kondogbia. Primera conexión con Maxi y primera ocasión del Valencia. Eso sí, Parejo seguía irreconocible. Coquelin, impecable.
En el 62, jugada a la contra del Valencia, con cuatro toques y gol de Cherishev, que cambió el sino del Valencia y sirvió para que el Valencia esté un poco más cerca de romper el maleficio de la Liga de Campeones, donde no pasa a octavos desde 2013.
El segundo cambio del Valencia supuso la retirada de Gameiro y la entrada de Kang In, todavía inmaduro. Un pase equivocado por parte del coreano puso en apuros a Diakhaby, que resultó expulsado por doble amarilla.
Cinco minutos pasaban del descuento y el equipo demostró su falta de carácter que sirvió para que Ikone empatara.
Y así, jugando como Marcelino, el Valencia sigue avanzando en Europa, y pierde el recorrido hecho cuando Celades mezcla estilos. El mito sigue creciendo, dos meses después de su salida. Cuántas veces se habrá arrepentido Marcelino, desde el sofá de su casa, de haber sido un bocazas y haber provocado su justo despido.