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El gueto amable de Ciutat Vella
Sacar a los vecinos del barrio para llenar los pisos vacíos de viviendas vacacionales que además no autorizan es un flaco favor a la ciudad de Valencia.
La desertización comercial de Ciutat Vella tras la decisión del Gran Hermano Ribó de controlar con Cámaras la entrada de vehículos y ciudadanos se ha patentizado en poco tiempo, y las cifras de cierres y locales vacíos triplican el número cierres de comercios en otros distritos.
Las tiendas y las pymes acosadas y arruinadas por las medidas políticas de gueto amable, huyen de murallas adentro.
Junto con las zonas horarias de Ruzafa, el cierre del centro histórico no ha favorecido la amabilidad sino que ha propiciado el caos y el descontento de la mayoría.
En uno y en otro distrito, lo que se ha producido es la desolación y el aburrimiento de los vecinos ya cansados de que experimenten con ellos.
El cambiar las costumbres y usos de las mayorías multando, prohibiendo y restringiendo es propio de gobiernos totalitarios y experimentos “orwellianos”. Sacar a los vecinos del barrio para llenar los pisos vacíos de viviendas vacacionales que además no autorizan es un flaco favor a la ciudad.
Siempre quedan los tribunales para defender a los débiles de la opresión.
Esperemos que nuestro TSJ se cargue el injusto e injustificado cierre virtual del centro histórico y atienda los recursos fundados de quienes con razón y valentía decidieron defender los derechos de los vecinos, de aquellos que querían transitar libremente por su ciudad, ir al restaurante a la iglesia o al comercio que le apeteciera sin más limitación que sus propios medios.
