| 09 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Un año después, la relación en el tripartito no es la misma
Un año después, la relación en el tripartito no es la misma

El cambio de estrategia de Compromís que tensa su relación con PSPV y Podemos

Puig ayudó a prender la chispa con su gira de reivindicación contra el gobierno de Pedro Sánchez y Ábalos, y su socio preferente en el Consell se está encargando de avivarla

| H. G. Edición Valencia

Y de pronto Joan Baldoví, el único diputado de Compromís, votó en contra de renovar el estado de alarma. A la quinta fue la vencida. Después de un respaldo incondicional al PSOE desde la moción de censura de junio de 2018. Un apoyo que, únicamente, de manera periódica, supeditaba a un cambio de modelo de  financiación con exigencia de plazos que no acababan de cumplirse. Hasta que Baldoví dio un paso más allá y, aunque su sufragio no decidía, optó por sumarse a los partidos del no a continuar con el estado de alarma de Pedro Sánchez.

No se ha tratado de un hecho aislado, como ha podido verse y comprobarse en los siguientes días. Este jueves, sin ir más lejos, Compromís, desde el seno de la coalición política, de la vicepresidenta, Mónica Oltra, del omnipresente senador Mulet y de su síndic, Fran Ferri, emitió hasta cuatro notas de prensa coincidentes todas en reivindicar al Gobierno, conformado por la matriz de sus dos socios en el ejecutivo autonómico: PSOE y Unidas Podemos.

Esta misma semana, en Les Corts, tanto el síndic del PSPV-PSOE, Manolo Mata, que ya corrigió a Baldoví la pasada semana, como el secretario de organización socialista y diputado autonómico José Muñoz, se han apresurado a destacar la vitalidad de la relación del Botànic.  Al unísono. En una reacción que recuerda al célebre axioma en latín excusatio non petita, accusatio manifesta. 

Si la pasada semana fue la aportación de 16.000 millones en fondos contra el covid-19 el motivo esgrimido para reivindicar a la coalición que dirige Pedro Sánchez, esta ha resultado la gestión del Ingreso Vital Mínimo (IMV), también con cargo a fondos estatales. Compromís, que desde hace cinco años es un partido de gobierno, ha pasado a ejercer rol de oposición, de centrar su estrategia en arremeter contra un ejecutivo nacional que sustentan sus dos socios en el Consell: PSOE y Unidas Podemos.

Tras dos meses y medio sepultado por la crisis de la pandemia, con un Partido Socialista que ha asumido, casi a partes iguales, el protagonismo y el desgaste, Compromís ha buscado un camino para sobresalir.

Con la vicepresidenta tocada por la opaca gestión en las residencias, cuya asunción van pasándose Oltra y la consellera de Sanitat, Ana Barceló, sin que ninguna se decida a aclararla; y sin que otros consellers de Compromís como el de Educación, Vicent Marzà; o el de Economía Sostenible, Rafael Climent, hayan asomado cabeza más que allá de lanzar anuncios y promesas, la coalición compromisaria ha buscado una vía que le resulte más cómoda.

La idea precursora de Grezzi

También lo intentó tratando de posicionar sus habituales mensajes de feminismo, lucha contra la violencia de género o ecologismo como prioritarios en el debate de la actualidad, que lo ha devorado durante estas semanas el covid-19. La situación llegó hasta el esperpento cuando el concejal de Movilidad Sostenible de Valencia, Giuseppe Grezzi, reclamó, en abril, ayudas al gobierno para el fomento de la bicicleta para fomentar el distanciamiento. 

Con decenas de fallecidos a diario por la acción del virus en la Comunidad Valenciana, parecía totalmente fuera de lugar la exigencia de Grezzi, que ha soportado durante dos meses el peso de desaparecer del primero plano informativo. No obstante, el gesto del edil valenciano marcó una senda: la de la reivindicación.

Si no puede ser la gestión y cuesta colocar los lemas propios en la agenda informativa, siempre queda el camino más cómodo, aquel por el que Compromís transita con mayor seguridad y el que le permitió pasar de ser una oposición residual a ascender a la cúpula del gobierno. Entonces, hace lustros, la protesta fue contra el PP. Ahora, sin olvidar a los populares, a los que siempre les cae un ´coscorrón´,  aunque sea por nostalgia o por no perder del hábito, sobre todo si interviene Fran Ferri, el rival a criticar es el PSOE.

Ximo Puig inició las andanadas contra el propio Sánchez

Y, más en concreto, el gobierno nacional, porque para el socialismo valenciano, de momento, no hay palabras altisonantes ni reproches. Esta táctica deja a Ximo Puig en una situación incómoda: primero, porque critican a su partido; y segundo, porque las reivindicaciones llegan justo después de que Puig se plegara ante Sánchez y su ministro plenipotenciario valenciano, José Luis Ábalos, después de hacer una gira de protesta por medios de comunicación nacionales tras quedarse la Comunidad Valenciana en fase 0.

 

Si, Puig ayudó a prender la chispa de la reivindicación contra el gobierno de su propio partido. A partir de ahí, Compromís se está dedicando a avivarla mientras Unidas Podemos, la formación con menor representación en Les Corts, sopla para que no prenda. Por su lado, el PSPV observa con preocupación la subida de tono y el cambio de estrategia hasta un límite que empieza a tensar. Y desde la oposición, Ciudadanos sigue cortejando al president de la Generalitat y soñando con que se rompa el Botànic.