Los escenarios del nuevo thriller de Netflix son andaluces, pero ¿dónde están?

Andalucía es escenario de numerosos rodajes cinematográficos y el último estreno de Netflix apuesta por dos puntos de lo más singulares de la geografía. La serie de terror que ya se puede ver en esta plataforma se desarrolla y titula con el nombre de un pueblo ficticio: 'Feria, la luz más oscura'. Sin embargo, para localizarlo habrá que trasladarse hasta la provincia de Cádiz, más concretamente, hasta Zahara de la Sierra.

Se trata de un pequeño municipio situado en la Sierra de Grazalema. Un típico pueblo blanco, de casas encaladas y con preciosas vistas a un embalse, que se convierte en el lugar donde se narra la historia de intriga y ciencia ficción en la que las protagonistas son dos adolescentes.

Ambientada en los años 90, Eva y Sofía son las jóvenes víctimas de unos padres desaparecidos y acusados de las muertes de 23 personas. Las chicas se enfrentan al odio colectivo y tras la apariencia de paisanos reservados, se producen sucesos extraordinarios que arrojan más dudas alrededor, con sectas que incitan al suicidio.

El thriller creado por Agustín Martínez y Carlos Montero, y dirigido por Jorge Dorado y Carles Torrens, promete convertirse en una de las grandes producciones de la temporada con una historia de misterio fantástico protagonizada por Marta Nieto (Madre), Ana Tomeno (La isla mínima), Carla Campra (Señoras del (h)AMPA), Ángela Cremonte (Las chicas del cable), Patricia López (Mientras dure la guerra), Isak Férriz (Gigantes) y Ernest Villegas (Nit i dia).

El extraño e intrigante paisaje de las Minas de Riotinto

Pero no sólo el pueblo gaditano ha servido para trasladar al espectador en el tiempo. Otro de los escenarios del rodaje son las Minas de Riotinto, en Huelva, que sirve para ambientar los asesinatos de esta ficción.

Rodaje en las Minas de Riotinto en Huelva.

El paisaje extraterrestre de esta cuenca minera onubense aporta aún más misterio a esta serie que une la fantasía y lo sobrenatural, al mismo tiempo que se agarra a una realidad perfectamente identificable. La ambientación costumbrista y nostálgica de los escenarios y personajes, hacen que el espectador reconozca esa época de los años 90 y también un poco más atrás.

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Y es que otra de las referencias es al año 1975 y aquí es donde las minas de Huelva y los convulsos movimientos laborales en esta zona ganan protagonismo a partir del cuarto capítulo.