| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Feijóo, este martes en un mitin de la campaña del 18F.
Feijóo, este martes en un mitin de la campaña del 18F.

Feijóo, Rueda y Ayuso se conjuran para evitar un "procés a la gallega"

Los populares denuncian que el PSOE trabaja para el BNG, pero aun así hay tranquilidad en sus filas. Alta movilización y el nuevo intento de Sánchez de enfangar "se está volviendo contra él"

| Marta Gómez Montero España

Aunque han aprendido y no van a vender la piel del oso antes de cazarlo, se respira tranquilidad en los cuarteles generales del PP gallego, donde se da por hecha la mayoría absoluta. Los más optimistas, aunque con la boca pequeña, sitúan el resultado incluso en los 40 escaños, es decir, dos por encima de la mayoría absoluta. "Los gallegos no son tontos", recalcan en el PP y ven que la enésima maniobra de Sánchez para interferir en una campaña está teniendo un efecto boomerang.

Moncloa ha puesto toda su maquinaria al servicio de una teoría inverosímil: que Feijóo se sometería al chantaje de Puigdemont igual que ha hecho Pedro Sánchez. El PSOE necesita agarrarse a ese clavo ardiendo para impulsar a Vox

 

No hay que irse muy lejos, a las elecciones madrileñas del 4 de mayo del 2021 concretamente, para ilustrar cómo la maniobra del PSOE contra Isabel Díaz Ayuso se volvió en su contra. En aquella ocasión, quisieron sacar rédito del envío de una navaja a la entonces ministra Reyes Maroto, aunque al final se supiera que el remitente había sido un hombre con problemas mentales, y Ayuso continuó en la Puerta del Sol.

 

Precisamente, Díaz Ayuso va a estar este jueves en un mitin en Vigo arropando a Alfonso Rueda y el viernes en un desayuno en la localidad pontevedresa de Sanxenxo presentado por la dirigente popular, Ana Pastor. Con su estilo directo, Ayuso va a alertar sobre lo mucho que se juegan Galicia y España el domingo: "No aguantamos más nacionalismos ni más caraduras", advertía en respuesta a las emboscadas socialistas.

Los populares han aprendido de otros errores del pasado y, aunque ven que está al alcance de la mano mantener la mayoría absoluta y el gobierno de la Xunta, "creo que sin problemas", dicen los que conocen los sondeos internos, Feijóo y Rueda no van a vender la piel del oso antes de cazarlo

Maniobras que esta vez han consistido en lanzar a todo el Consejo de Ministros -en un perfecto ejercicio de natación sincronizada -a desvirtuar el off the record del PP, donde se explicó por qué Feijóo rechazó el chantaje de Puigdemont para ser presidente del Gobierno. "Extorsión que Pedro Sánchez no ha tenido ningún empacho en aceptar y por eso está en Moncloa y Francina Armegol en el Congreso de los Diputados", enfatizan desde la dirección popular.

Pero, como la mentira tiene las patas muy cortas, ha sido el propio Félix Bolaños el que horas después de propalar la maniobra contra Feijóo, ha reconocido que ya está negociando con Puigdemont una amnistía que incluya "a todos" los implicados. Resumiendo, que en cuanto pasen las elecciones gallegas, sacarán la ley de amnistía de la nevera.

 

Feijóo se va a volcar en la recta decisiva del 18F ajeno a las emboscadas de Moncloa.

 

Pero incluso antes de esta confesión, los barones y los principales dirigentes de un PP escarmentado ya estaban denunciando la trampa y destapando las verdaderas intenciones de Sánchez: implantar una franquicia independentista en Galicia de la mano de un BNG que, recuerdan, "se presenta a las elecciones europeas con ERC y Bildu y que, para más oprobio ha designado al condenado por terrorismo, Pernando Barrena, como candidato".

Los populares también han aprendido de otros errores del pasado y aunque ven que está al alcance de la mano mantener la mayoría absoluta y el gobierno de la Xunta, "creo que sin problemas", dicen los que conocen los sondeos internos, Feijóo y Rueda no van a vender la piel del oso antes de cazarlo.

En esta recta final, llamarán a no confiarse, a mantener la movilización hasta que se deposite el voto en las urnas y a alertar de que el voto a Vox sólo es material para alimentar los planes de Pedro Sánchez.

Recta final bajo una pinza

Moncloa, precisamente por eso, ha puesto toda su maquinaria al servicio de una teoría inverosímil: que Feijóo se sometería al chantaje de Puigdemont igual que ha hecho Pedro Sánchez. El PSOE necesita agarrarse a ese clavo ardiendo para impulsar a Vox porque , aunque es muy difícil que los de Abascal lleguen al 5% de los votos que necesitan para entrar en el parlamento, sí pueden arañar algunas papeletas que le quiten un parlamentario al PP y vaya a la formación de Ana Pontón.

Con esta maniobra de distracción buscan, además, que se olvide que el BNG apuesta por la vía catalana del referéndum, la inmersión total del gallego, además de privilegios económicos y un reconocimiento como nación. Es decir que Sánchez daría un paso más al exportar a Galicia un modelo que le permita seguir en Moncloa aún a costa de sacrificar nuevamente a un Partido Socialista que se ve abocado a quedar relegado a una tercera posición.

En el caso poco probable de que Sánchez se saliera con la suya, pondría inmediatamente en marcha otra campaña para tratar socavar el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo por la lucha que está manteniendo en España y en Bruselas contra la amnistía y tener así el camino expedito para ceder a todas las exigencias de Puigdemont.

Aunque es muy difícil que Vox llegue al 5% de los votos que necesita para entrar en el parlamento, sí puede arañar algunas papeletas que le quiten un parlamentario al PP y vaya al BNG

Los populares lo saben y tras el desconcierto inicial, han cerrado filas en torno a Alberto Núñez Feijóo conscientes de que lo que está en juego va más allá del Gobierno de la Xunta. Además de la presencia de Ayuso y sus guiños al voto urbano, el presidente de Andalucía, Juanma Moreno, también ha apoyado a Rueda y a Feijóo en estos días cruciales.

Con este apoyo cerrado, Galicia se enfrenta el domingo a una encrucijada con el PP acariciando su quinta mayoría; eso sí, con el permiso del partido de Santiago Abascal y de que no vuelva a salir al rescate de Pedro Sánchez.