| 09 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez en el Congreso.
Pedro Sánchez en el Congreso.

Pedro Sánchez cae en su propia trampa ante el referéndum separatista

El presidente se enreda en el marco del independentismo al intentar despejar las dudas sobre sus intenciones. Y acaba creando muchas más. Aragonés y Rufián aprovechan el error.

| Ana Martín España

 

Durante un tiempo, el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero idolatró al lingüista norteamericano George Lakoff, autor de la celebérrima obra No pienses en un elefante y que se convirtió en el libro de cabecera de todo socialista en 2008. Hasta el punto de que asesoró a ZP en la campaña electoral de su reelección.

En él, Lakoff exponía la importancia para un político de no caer en el marco de su adversario, de no usar su lenguaje, porque ahí siempre tendría las de perder. En uno de los pasajes el autor evoca cuando George W. Bush empezó a acuñar la expresión "alivio fiscal". "Los impuestos son una desgracia; la persona que los elimina es un héroe, y cualquiera que trate de impedirlo será el malo de la película", razona en sus páginas.

Al poco tiempo toda la prensa, desde el New York Times hasta la Fox y la CNN, empezaron a hablar de "alivio fiscal". Y acaba lamentándose Lakoff: "Para cuando quisimos darnos cuenta, los demócratas también estaban utilizando la expresión 'alivio fiscal', tirando piedras sobre su propio tejado".

Tanto Iván Redondo como Pedro Sánchez conocen la "teoría del marco" y la han usado con los indultos a los cabecillas del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2007, dentro de la denominada "operación reencuentro". Desde que el presidente del Gobierno habló por primera vez de ello, de su boca han salido palabras como perdón, convivencia, concordia, magnanimidad, unidad, acuerdo, acercamiento, esperanza, mano tendida, suma, pacto... Todas en positivo.

Palabras que, según le dijo Pablo Casado este miércoles en el Pleno del Congreso, forman parte de una "homilía buenista". "Para usted la ley es castigo, el Estado de derecho venganza, y la Constitución es revancha. Para usted dar un golpe de Estado es concordia, liquidar la igualdad es convivencia y romper la unidad nacional es reencuentro", añadió también el líder de la oposición durante su discurso. 

Casado y de fondo Sánchez este miércoles en el Congreso.

 

"¿Qué día dejó de ser un vengativo lleno de odio para convertirse en ese hombre magnánimo que ve que los indultos son la solución?", le preguntó con sorna poco después Inés Arrimadas al presidente. 

Y llegó el error no forzado

Esperaba el socialista que fuesen el PP, Vox y Ciudadanos los que cayesen en la trampa para osos de su "marco", y ahí destrozarlos. Lo lleva semanas intentando, instándoles a hablar de reencuentro y diálogo. Pero resulta que fue él, el propio Sánchez, el que acabó cayendo en su propia trampa este miércoles.

Un error no forzado cuando más cómodo se sentía, con los indultados en la calle desde la semana pasada, el Congreso votando mayoritariamente a favor de la medida de gracia, los empresarios y los obispos catalanes -aunque no todos- de su lado y la espuma de la opinión pública bajando. 

Durante el primer tercio de su discurso inicial, Sánchez cayó en el marco del separatismo al hablar de referéndum de autodeterminación. Aunque fuera para negarlo. Intentaba despejar las dudas y lo que hizo fue crear muchas más, dados sus antecedentes. 

"Señorías, no habrá referéndum de autodeterminación. Salvo que quienes lo defienden consigan convencer a las tres quintas partes de esta cámara para que se modifique el artículo 2 de la Constitución española y posteriormente los españoles y españolas ratifiquen ese cambio mediante referéndum. Ya les digo yo que el PSOE, del que me honra ser secretario general, nunca jamás aceptará ese tipo de derivadas", prometió el presidente del Gobierno.

Lo hizo sin tener en cuenta que los españoles no se fían de la palabra de quien en campaña prometió recuperar el delito de referéndum ilegal y el cumplimiento íntegro de las penas del 1-O y luego ha acabado haciendo todo lo contrario.

El suyo en la tribuna fue un craso error, aunque en Moncloa sostienen que estaba preparado. Un error que el independentismo supo aprovechar. Primero Gabriel Rufián, con tono burlón: "También dijo que nunca habría indultos, así que denos tiempo", le replicó en su turno de intervención el portavoz de ERC aludiendo a su credibilidad. 

 

Después la de Junts, Miriam Nogueras, que le vio las costuras y afirmó: "Sánchez no se dirigía a los independentistas, se dirigía a los votantes de su partido, para seducirlos y dejarles muy claro que él nunca jamás va a permitir un referéndum". 

Más tarde Aitor Esteban, del PNV, que terminó su discurso con un consejo envenenado al socialista: "Nunca diga nunca. Ya veremos cómo van avanzando las cosas". Y también la portavoz de la CUP, Mireia Vehí: "Referéndum o referéndum, no le queda otra si quiere hablar de principio de realidad.

Aragonés recordó que Sánchez es voluble

El eco de su promesa al viento salió inmediatamente del Congreso. Aún en Madrid tras su encuentro del día antes, Pere Aragonés recordó en Al Rojo Vivo que Sánchez un día dice una cosa y al otro puede decir la contraria. "El presidente del Gobierno también ha tenido posiciones con anterioridad que con el tiempo se han ido moviendo porque por suerte las condiciones políticas, las sociedades evolucionan y por lo tanto no vamos a desistir".

Y desde Waterloo Carles Puigdemont puso la guinda: "¿Podemos sacar ya conclusiones y ponernos a preparar la alternativa a la intransigencia del Estado?", tuiteó.

La prueba del algodón de que el presidente no salió bien parado de su incursión en el marco independentista fue que en la nota de prensa de su discurso redactada por el PSOE no había una sola alusión a ese fragmento del discurso. Ni la más mínima. Y sí muchas a sus llamamientos al perdón y al acuerdo.

Lo malo del framing es que el separatismo domina el arte.