| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Sánchez y Puigdenmont en la Generalitat, una imagen que el fugado quiere repetir.
Sánchez y Puigdenmont en la Generalitat, una imagen que el fugado quiere repetir.

Lo que oculta Puigdemont con su regreso: enigma de la amnistía y el calendario

ERC y Junts, en una total pugna por el poder de la Generalitat, están dispuestos a negociar hasta con Pedro Sánchez tras un 12M marcado por el triunfo independentista de la Ley de Amnistía.

| Esther Jaén España

Con mucha pompa, Carles Puigdemont anunciaba desde Elna (Francia) su candidatura a las elecciones catalanas del próximo 12 de mayo. Estaba cantado, pero lo que parece cada vez más claro es que, si bien la Ley le permite presentarse, el calendario le va a impedir acudir a un eventual debate de investidura, ni siquiera a recoger su acta de diputado. Actos que deben ser presenciales y no virtuales, como serán sus mítines e irrupciones durante la campaña electoral.

En las elecciones catalanas se juegan muchas cosas: no sólo quién ocupará la presidencia de la Generalitat, sino también quién será el partido que liderará el independentismo catalán. Puigdemont contra Pere Aragonés, ¡segundos fuera!.

El liderazgo de ERC, en jaque 

Desde ERC repiten que ese mismo enfrentamiento se dio en las últimas elecciones y que se saldó en favor del candidato de ERC, Aragonés. Pero eran otros tiempos: entonces los líderes de ERC estaban en la cárcel y Puigdemont no dejaba de ser un fugado que se había escaqueado en el maletero de un coche, mientras el resto chupaba barrote, por mucho que su entorno se empeñase en llamarle “el President en el exilio”.

Puigdemont y su entorno vuelven a lanzar la especie de que el ex presidente va a venir a España y dejar que le detengan…(¡Qué gran acto de propaganda electoral!) Pero resulta, para los observadores de la política catalana y para quienes conocen bien al personaje, muy poco creíble.

Ahora, sin embargo, corren otros tiempos y, con la forma de jugar sus cartas y sus 7 votos, Puigdemont lleva haciéndose una precampaña potentísima de cómo poner de rodillas al Estado Español, mientras sus rivales de ERC han rechazado la vía unilateralista y, aunque tienen más votos que Junts para poder poner en jaque o en la calle al Gobierno que preside Pedro Sánchez, no parece que les luzca, según las encuestas.

 

Illa, el favorito de las encuestas

Los tiempos han cambiado, pero no tanto como para volcar la situación en el escalón más elevado del podio. De acuerdo con los resultados que arroja el último CEO (una suerte de CIS catalán, sin la contestación que tiene el estudio de José Félix Tezanos) será el socialista Salvador Illa quien gane las elecciones, igual que en las anteriores elecciones catalanas, pero tiene tan difícil como lo tuvo entonces lograr ser investido presidente de la Generalitat.

 

Puigdemont, este jueves a su llegada al ayuntamiento de Elna.

 

Y si lo logra, tendrá que ser con el apoyo de uno de los partidos independentistas aunque el independentismo aspira a negociar con el propio Pedro Sánchez el sillón de la Generalitat y convertir a Illa en un servidor, un lacayo, un esclavo.

 

Será el socialista Salvador Illa quien gane las elecciones, igual que en las anteriores elecciones catalanas, pero tiene tan difícil como lo tuvo entonces lograr ser investido presidente de la Generalitat

Un dato importante y a tener en cuenta de este estudio es que un 62% de los catalanes se manifiestan favorables a la Ley de Amnistía que tiene empantanada la política española, mientras que el 29% son contrarios. Quizás ahí hay que tratar de descifrar el hipotético éxito del socialista Illa.

El regreso: muy poco creíble

En todo caso, Puigdemont y su entorno vuelven a lanzar la especie de que el ex presidente va a venir a España y dejar que le detengan…(¡Qué gran acto de propaganda electoral!) Pero resulta, para los observadores de la política catalana y para quienes conocen bien a Puigdemont, muy poco creíble. Ni vendrá, ni se dejará detener y, por supuesto, podría hasta desdecirse de su promesa de no presentarse a las elecciones europeas si ve una remota posibilidad de mantener el paraguas de la inmunidad parlamentaria, cuando le vengan mal dadas. Pero también se agota su tiempo en Europa.

 

El calendario juega en su contra. Y aunque la Ley de Amnistía se vote en el Congreso cuando corresponde, tras el parón del Senado, aunque se publique en el BOE antes de la fecha del debate de investidura, tanto el tribunal sentenciador del Procés, la Sala Segunda del Tribunal Supremo, como la Audiencia Nacional, que investiga la supuesta implicación de Puigdemont en delitos de terrorismo y alta traición, tienen preparadas las cuestiones prejudiciales con las que dirigirse a los tribunales europeos en el mismo momento en que la Ley de Amnistía se publique en el BOE. Y eso lo sabe Puigdemont, su entorno y su abogado.

 

Esas cuestiones prejudiciales paralizarían, según los cálculos de expertos, no menos de 7 meses los efectos de esa amnistía, en vigor, pero con sus efectos suspendidos cautelarmente, por lo que Puigdemont no podrá beneficiarse de esa Amnistía en bastante tiempo.

Puigdemont lleva haciéndose una precampaña potentísima de cómo poner de rodillas al Estado Español

Él y los suyos lo saben, pero lo callan, precisamente, porque esa es su gran baza para las elecciones catalanas, su exhibición de fuerza y su trofeo: la Ley de Amnistía que -ironías de la vida- ha puesto patas arriba la política española, pero no le va a servir para su objetivo principal: volver a gobernar Cataluña, aunque seguramente le entusiasmen los efectos secundarios, el enfrentamiento brutal de los grandes partidos de carácter nacional y los jirones arrancados al orden constitucional vigente.