| 18 de Junio de 2024 Director Benjamín López

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Mañueco se dirige desde su escaño a la tribuna de la Cortes de Castilla y León.
Mañueco se dirige desde su escaño a la tribuna de la Cortes de Castilla y León.

El laberinto del 13-F: dos meses frenéticos para la investidura de Mañueco

A partir del 10 de marzo, el ganador tiene ese plazo para decidir si pacta con Vox, consigue la abstención del PSOE, un acuerdo con los minoritarios o todo acaba en repetición electoral.

| E. M. España

Quien le iba a decir a los castellano leoneses que su escenario tras el 13-F se iba a convertir en el debate nacional y en el centro de actividad de todos los partidos nacionales, que mueven fichas en una partida de ajedrez que se juega con vistas a la Moncloa en 2023 y donde cada movimiento puede convertirse un jaque mate.

En una España acostumbrada a que el nacionalismo catalán o vasco o la política madrileña marque el ritmo, hoy todos se centran en el presidente de la Junta de Castilla y León, el popular Alfonso Fernández Mañueco, y el laberinto que le espera en los dos próximas meses para lograr ser investido de nuevo presidente.

10 de marzo: pistoletazo de salida

El 10 de marzo se constituyen las Cortes de Castilla y León, con un juego de equilibrios diferente al de hace tan sólo dos años, y a partir de ahí comienza la cuenta atrás de las frenéticas negociaciones. Mañueco tendrá que escoger. Si escoge lo que hay detrás de la puerta 1, de la puerta 2 o y de la puerta 3, con toda España pendiente de si los castellanos y leoneses se ven abocados a volver a las urnas.

Por ahora, se habla de posibles pactos, todos menos quien tiene la decisión final, Mañueco. Desde el alcalde de Valladolid, el socialista Óscar Puente, pidiendo a su partido la abstención y un gobierno del PP en solitario, a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que recomienda a Mañueco no hacer caso a las directrices de la izquierda con su miedo a Vox.

 

La primera fase del escenario que afronta Mañueco puede quedar despejada el mismo día 10 de marzo, en la constitución de las Cortes. Ahí se podrá ver por dónde van los tiros. Ese día hay que elegir la mesa del parlamento y su presidente, cargo que ahora ostentaba Luis Fuentes de Ciudadanos.

El PP puede optar por su propio candidato y que los demás se retraten (al ser primera fuerza le favorece) o tener uno acordado con otro partido, sea Vox, PSOE o un tercero.

 

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Despejado el presidente de las Cortes, llega la segunda fase del camino: la ronda de contactos del presidente de las Cortes con los portavoces parlamentarios para testar quién cuenta con más apoyos, y una vez finalizado, fijar una fecha en un plazo de 15 días para la primera votación de una investidura de Mañueco. Por lo tanto, podría haber pleno de investidura antes del 25 de marzo.

 

En este primer match ball, Mañueco puede ser investido por la mayoría absoluta de la cámara en primera vuelta o por mayoría simple en una segunda votación. Para la primera opción, el PP debe sumar sus 31 escaños a los 13 de Vox. No hay más aritmética posible. La segunda opción, la de la mayoría simple, ofrece un mayor abanico: PP y abstención del PSOE o los populares sumando con partidos minoritarios y abstención de los de Abascal.

De no lograrse el voto a favor, entonces Mañueco tiene hasta el 10 de mayo, dos meses después de la constitución de las Cortes, para intentar de nuevo una investidura y seguir negociando. O eso, o automáticamente se va a la repetición electoral. Dos meses frenéticos que tanto desde Moncloa como desde la calle Génova van a mirar con lupa.