| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Begoña Villacís e Inés Arrimadas cuando todo eran risas en Ciudadanos
Begoña Villacís e Inés Arrimadas cuando todo eran risas en Ciudadanos

Arrimadas, empeñada en seguir a la espera de que Villacís dé el rejón final

El partido naranja se disuelve cada día, las últimas salidas Juan Marín y Luz Guilarte, pero en la cúpula siguen creyendo en su refundación… que puede que ni llegue a producirse

| E. M. España

Que Ciudadanos se disuelve cada día como un azucarillo no es ninguna novedad. El partido vive en una crisis permanente de pérdida de votos, escaños y fuga de cargos desde el batacazo electoral que acabó en la dimisión de Albert Rivera, y desde la moción de censura fallida de Murcia que rebeló a medio partido en contra de la cúpula que dirige Inés Arrimadas.

Sin embargo, Arrimadas parece ajena a la crisis y sigue confiando en que hay espacio electoral para Ciudadanos pese a que al paso que va la formación naranja no quedarán ni siquiera suficientes militantes para rellenar las candidaturas.

Arrimadas sigue esperando a la fecha de diciembre o enero, fijada como la del congreso de la refundación, para reflotar el proyecto… pero hay que piensa que ese congreso puede que ni llegue a celebrarse si las personas adecuadas le dan la estocada final a una marca que agoniza.

 

Un nombre surge con fuerza para esa operación: Begoña Villacís. La vicealcaldesa de Madrid es el cargo con responsabilidad de gobierno que le queda a Ciudadanos con mayor importancia en España, y es de los pocos que en los sondeos logra salvarse en imagen e incluso en representación.

Hasta ahora, Villacís se ha mantenido fiel a la marca Ciudadanos, pero el goteo incesante de fuga de cargos -las últimas Juan Marín y la alcaldable de Barcelona, Luz Guitarte-, ya sea al PP, a otros partodos o a su casa, puede hacer a la vicealcaldesa de Madrid cambiar de opinión, como informó este miércoles en ESdiario Marta Gómez Montero.

Un paso de Begoña Villacís anunciando que se integra en la lista del PP de José Luis Martínez Almeida, una posibilidad que se barrunta en círculos madrileños, sería el final que Inés Arrimadas no podría soportar y obligaría a cerrar las puertas de Ciudadanos. Ni un cambio de nombre le salvaría.

Mientras, en las bases de Ciudadanos crece la preocupación de una cúpula dormida en los laureles que cree que pueda estar esperando a enero para su refundación como si mientras el partido no se descompusiera, e instan a tomar ya la decisión de o integrarse en otros partidos -con especial vista en el PP, aunque algún cargo ficha también por el PSOE o formaciones independientes- o acometer ya un congreso que decida si finiquitar el proyecto o cambiarlo. Todos hablan, pero Inés Arrimadas sigue sin darse por enterada.