| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

Sánchez promete en la Internacional Socialista la unidad que no logra en casa

Sánchez se encuentra ante una encrucijada: seguir apoyando en la sombra a la opción de Yolanda Díaz, que no termina de tomar impulso, o dejar que Podemos se despalille esa opción.

| Esther Jaén España

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Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Esta idea glosada perfectamente por el refranero popular enlaza directamente con la declaración de intenciones que el flamante presidente de la Internacional Socialista, el presidente español, Pedro Sánchez, ha hecho ante su entregado público, inmediatamente después de ser designado por aclamación. Sánchez les ha prometido volver a convertir a la Internacional Socialista, que acoge a 132 partidos en su seno, en la casa común de la izquierda. Se entiende que Sánchez se refiere a la nueva socialdemocracia trufada con tintes neopopulistas que él mismo representa.

En todo caso, la izquierda que ha logrado unirse en el Parlamento español, frente al bloque de la derecha, se aproxima a los compromisos electorales más dividida que nunca, que ya es difícil. Pero un mero vistazo a la izquierda del PSOE, pone en evidencia que aquella iniciativa que nació del 15-M, bajo las siglas “Podemos”, se ha ido escindiendo y automutilando paulatinamente a lo largo y ancho de España y que la ruptura entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, que desembocó en la aparición de Más Madrid y, posteriormente Más País, solo fue un aperitivo para esta izquierda tan cainita como voraz.

En la ciudad de Madrid, sin ir más lejos, la izquierda de la izquierda del PSOE tiene cuatro representaciones distintas y mal avenidas, según parece. Ninguna de sus representaciones (Más Madrid, Podemos, Recupera Madrid o el último verso suelto de los carmenistas, la concejal Marta Higueras, en solitario) tiene voluntad de unirse bajo unas mismas siglas, pero tampoco tienen cabida en un PSOE mermado y, por ser francos, con escasa moral de victoria. Si elevamos la vista hacia el conjunto nacional y la oferta de la izquierda del PSOE, la imagen es más dantesca si cabe.

La vicepresidenta Yolanda Díaz sigue adelante en su proceso de escucha, pero le deben silbar los oídos, con tanto exabrupto e insulto que salen de los labios de aquel que la nombró sucesora y hoy reniega entre maldiciones, sapos y culebras de aquella elección unilateral: Pablo Iglesias. Está claro que Iglesias no está por “Sumar”, sino por mutilar y despedazar aquel espacio que él mismo, junto con otros a los que echó de su lado o salieron huyendo, construyeron al calor del “No nos representan”.

Esa izquierda hecha añicos es precisamente la que necesita Pedro Sánchez en perfecto estado de revista, si es que quiere optar a seguir al frente del Gobierno de España. La empresa no es nada fácil y muy probablemente aquello que alimenta a esa izquierda de la izquierda, desmoviliza
y aleja a sus votantes más tradicionales.

 

Sánchez se encuentra ante una encrucijada: seguir apoyando en la sombra a la opción de Yolanda Díaz, que no termina de tomar impulso, o dejar que Podemos se despalille esa opción. En Moncloa ven claro que poco pueden esperar ya de sus socios de Gobierno y acarician la idea de “soltar lastre” y abandonar a su suerte y en su guerra interna a Podemos y a Yolanda Díaz, para centrarse en recoger parte de los restos del naufragio para la causa electoral socialista.

A la espera de que el Tribunal Supremo fije posición sobre las reducciones de la pena impuesta a algunos violadores -el enésimo incendio de un Gobierno acostumbrado a sofocarlos a pares por semana- la brutalidad de Vox y sus parlamentarios han convertido en una especie de Juana de Arco de la izquierda a la ministra Irene Montero, la principal bestia negra de Yolanda Díaz, por lo que la opción de dejarla cocerse en su propia salsa y en su falta de autocrítica ha ido descarrilando en la sala de máquinas socialista.

Como es habitual, Sánchez hará lo que más le convenga. Pero ahora mismo lo que más le conviene es mantenerse al margen de la bronca que se vive a su izquierda, dejar dormir el sueño de los justos las Leyes que más ampollas levantan en su electorado (Ley Trans, Vivienda, etc. ) y pasar cuanto antes el mal trago de la sedición, esperando que la flaca memoria del electorado y el riego de los Fondos Europeos, que no dejará de manar durante 2023, le allane el camino.