| 15 de Mayo de 2024 Director Benjamín López

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Pere Aragonés, a su llegada a una reunión en La Moncloa el verano pasado.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Pere Aragonés, a su llegada a una reunión en La Moncloa el verano pasado.

Sánchez hace del periodo postelectoral su gran zoco: España tiembla

El actual presidente en funciones negocia con independentistas, nacionalistas y filoetarras sin importar las consecuencias. Estos últimos se frotan las manos y España se echa a temblar.

| Raúl Puente España

Como un óleo de pintura negra de Goya. Así define los próximos meses en el mundo de la política de nuestro país el director de ESdiario, Antonio Martín Beaumont, en su artículo de cada lunes en La Razón. El ‘sanchismo’ que parecía tan abocado a desaparecer aguanta y a la alternativa de Alberto Núñez Feijóo le cuesta coger forma. Desde luego, fácil no lo tiene ante un Pedro Sánchez que salió reforzado del 23J y se ha marchado de vacaciones, no exentas de polémicas por su destino, con la idea clara de, cueste lo que cueste, no salir de la Moncloa.

Todo ello sin importar el precio. Eso parece claro. Según apunta Beaumont, “la gobernabilidad futura del país está en manos de un prófugo (Carles Puigdemont) y de un partido cuya portavoz en el Congreso de los Diputados piensa que España es un estercolero putrefacto”. Una referencia a las palabras de Míriam Nogueras, actual portavoz de Junts y que, por ejemplo, menospreció la bandera de España durante una rueda de prensa en la sala de prensa del hemiciclo.

La candidata de Junts al Congreso por Barcelona, Míriam Nogueras, y su líder, Carles Puigdemont.

De ellos depende Sánchez y por eso las negociaciones están más que abiertas. De hecho, el director de ESdiario hace una comparación con los zocos de Marruecos donde el líder del PSOE y su familia pasan las vacaciones, con los “regateos” tradicionales entre puestos. Esos mismos regateos que Sánchez hace con independentistas, filoetarras y nacionalistas, que no dudarán en pedir cuanto más mejor.

 

Sánchez “pone la mesa” a Puigdemont y los independentistas

De hecho, el presidente del Gobierno en funciones parece ponerles la mesa a Puigdemont y compañía, con un menú que hace temblar la gobernabilidad de España. “De primero, amnistía y referéndum. De segundo, una quita de deuda de más de 21.000 millones de euros. Y de postre, pinganillos en el Congreso para asimilarnos a una ONU llena de intérpretes donde Gabriel Rufián pueda aleccionarnos en catalán”.

Mientras tanto en el País Vasco, Bildu también se frota las manos y el PNV no tiene muy claro su papel y “caza moscas a cañonazos”. A todo esto, Arnaldo Otegi también podría también “maneja los hilos en Navarra”. A todo esto, al PP ni agua. Su portazo a Feijóo negándole una reunión para acercar posturas aún resuena, al igual que las llamadas desde Ferraz a Ceuta para romper el pacto que los socialistas ceutíes ya tenían con los populares. El motivo: nada de pactos con el PP del demonizado Feijóo.

 

PP y Vox buscan cerrar heridas

Un Partido Popular que busca la normalidad en su relación con Vox, que parece avanzar a nivel nacional pero que no lo hace a nivel regional, con la situación de Murcia encallada a más no poder y sin visos de que la cosa cambie. Beaumont cree que “es hora de cerrar el peaje que permite a Sánchez cobrar al Partido Popular sus conciertos con los de Santiago Abascal mientras él se alía con comunistas, independentistas y el antiguo aparato político de ETA”. En relación a esto, considera que el comunicado de Vox este fin de semana es un paso adelante.

Para acabar, analiza el papel del rey, que aunque será “un cameo” en esta película tan larga, sus decisiones a raíz de las consultas con los candidatos serán claves para el futuro. Lo que está claro es que se avecinan tiempos turbulentos, donde no parece tener cabida la moderación, con Sánchez quemando sus naves a toda costa por mantener la presidencia del Gobierno y con Feijóo buscando, tal y como ha expresado, una mayoría amplia que se antoja también complicada.