El PSOE encuentra la máquina del tiempo y regresa a 1930 para indignarse con la 'Fascio Week'
Los ministros socialistas Bolaños, Alegría y Óscar López le dan de patadas a la democracia ejerciendo el sanchismo extremo contra una reunión política en Madrid en la que intentan vincular a Fejóo y al PP

Félix Bolaños, Pilar Alegría y Óscar López: los progresistas de 1930
El PSOE ha vuelto a demostrar que no tiene reparos en desempolvar el espíritu de los años 30 para indignarse ante todo lo que no encaje con su visión del mundo. Esta vez, su furia se ha dirigido contra la que han llamado 'Madrid Fascio Week', el evento de 'Patriots' en Madrid. El ministro Félix Bolaños no ha perdido la ocasión, en una burda manipulación más, de intentar meter en la saca a Feijóo preguntándole si tiene algo que decir al respecto, dejando caer acusaciones de complicidad ideológica. El ministro sumiso no da para más.
En paralelo, Pilar Alegría y Óscar López han calificado la iniciativa como una "fachaparty" y han aprovechado para lanzar críticas contra quienes, según ellos, representan valores antidemocráticos. Sin embargo, lo que resulta más llamativo es que el partido que se autodenomina "progresista" parece cada vez más incapaz de tolerar manifestaciones contrarias a su ideario. En vez de proponer debates abiertos, la estrategia del PSOE sigue siendo la habitual desde el sanchismo: etiquetar y desacreditar.
Lo paradójico de este episodio es que, mientras critican un evento que no comparten, olvidan que la democracia, esa que tanto reivindican, se basa precisamente en la libertad de reunión y expresión. Es como si los dirigentes socialistas hubieran montado en una máquina del tiempo para instalarse cómodamente en los años 30, cuando la intolerancia hacia las ideas ajenas era la norma. Y así acabaron las cosas en todo el planeta.
La tecnocasta
No es la primera vez que el PSOE muestra un rechazo visceral hacia cualquier cosa que no se ajuste a sus principios, que son los de su amado líder. La hemeroteca es generosa en ejemplos, como cuando Pedro Sánchez llamó a rebelarse contra la "tecnocasta", poniendo en su punto de mira a figuras como Elon Musk, o cuando cuestionan los resultados democráticos en cualquier lugar del mundo tras una derrota electoral de las ultraizquierdas, sugiriendo que la voluntad popular está equivocada.
El episodio de la 'Fascio Week' no es más que la última muestra de un partido que parece haber olvidado que el progreso no consiste en mirar con desdén a quienes piensan diferente. Mientras el PSOE sigue aferrado a su discurso indignado, la democracia continúa pidiendo a gritos, lo refleja hasta el CIS de Tezanos, más pluralidad y menos nostalgia por viejas batallas que, a estas alturas, deberían estar superadas.