| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El número tres del PSOE, Santos Cerdán, con Puigdemont.
El número tres del PSOE, Santos Cerdán, con Puigdemont.

"Pantalla superada": Sánchez rehabilita a Puigdemont como president en el exilio

"A Pedro le debería importar si podrá entrar en un restaurante o tendrá que recluirse como ya le pasó a Zapatero". La reflexión llega de un alto cargo territorial socialista.

| Antonio Martín Beaumont Opinión




Figuraba en los planes desde el principio de las conversaciones. Pedro Sánchez siempre supo que la negociación debía cerrarse con esa foto. Pero, en todo caso, advertía el entorno presidencial, la escenificación "será la última pantalla". Y así ha sido. Junts creía esencial un reconocimiento de Carles Puigdemont como interlocutor político. Una rehabilitación de su líder, prófugo de la justicia, que supone que el PSOE le reconoce como el "president".

El objetivo de Sánchez es siempre el mismo: llegar a una estación satisfactoria para sus intereses. Quedan pasos por dar, sin duda. Algunos que serán píldoras intratables. Pero, la investidura, que era lo que ahora deseaba el mandamás socialista, está ya engrasada


Y quien tenía todas las papeletas para reunirse con el fugado a Waterloo era el finalmente elegido: el secretario de Organización, Santos Cerdán, particularmente por su condición de único miembro del círculo más estrecho de Sánchez que no pertenece al Gobierno.

 

También le correspondió a Cerdán acompañar a su jefe de filas en la cita en el Congreso con la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua. En aquel encuentro estuvo además la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, pero ella prefirió no posar para no levantar ampollas en el PSOE de Andalucía, un granero tradicional donde pactar con el independentismo causa un quebranto con el electorado.

Sánchez ha sembrado el camino hacia su reelección como presidente del Gobierno con gestos y señales buscando afianzar la alianza con sus socios. El paso adelante con Puigdemont es tan humillante que el presidente en funciones va a tener aún más difícil salir a la calle sin escándalo.

 

Sánchez, en el acatamiento de la Constitución por la Princesa, saboteada por los socios del PSOE.

 

"A Pedro le debería importar si podrá entrar en un restaurante o tendrá que recluirse como ya le pasó a Zapatero". La reflexión llega de un alto cargo territorial socialista. Sánchez busca ahora acelerar todo en un intento de frenar el desgaste. Pero, hasta con investidura, la ofensa no tiene remiendo . Más cuando Sánchez sigue sin dar pistas del alcance de sus acuerdos.

El candidato socialista ha entrado en una espiral peligrosa. Tanto La Moncloa como Ferraz se agarran con su líder en el dicho tan español de "hacer de la necesidad virtud". "Lo esencial – repiten - es que el Gobierno eche a andar cuanto antes".

Sánchez ha sembrado el camino hacia su reelección como presidente del Gobierno con gestos y señales buscando afianzar la alianza con sus socios. El paso adelante con Puigdemont es tan humillante que el presidente en funciones va a tener aún más difícil salir a la calle sin escándalo.

La convicción de los envalentonados separatistas de tener el país en sus manos, la cesión de la amnistía, la enfermiza vía unilateral como amenaza, han creado un clima de tanta incertidumbre legal que asusta al ciudadano de a pie y ahuyenta a cualquier inversor. La ausencia de un cimiento moral en Sánchez lo lleva a legitimar a quien pretendió llevarse por delante el orden constitucional y convirtió Cataluña en una república durante 56 segundos.

 


El objetivo de Sánchez es siempre el mismo: llegar a una estación satisfactoria para sus intereses. Quedan pasos por dar, sin duda. Algunos que serán píldoras intratables. Pero, la investidura, que era lo que ahora deseaba el mandamás socialista, está ya engrasada para acabar con éxito.