Karla Sofía Gascón, la gran triunfadora de los premios Goya a medio plazo

La protagonista del film Emilia Pérez Karla Sofía Gascón se ha quedado en casa. Este pasado sábado en la entrega de los Premios Goya y también ser quedará con el batín o bata al estilo Amancio Ortega en la entrega de los Óscar. Los mismos que la ensalzaron al podium de las grandes estrellas por el mero hecho de ser transexual la han descendido al infierno más perverso porque no piensa de la manera que los la apoyaron en un primer momento. En esto, la izquierda y la extrema izquierda no defrauda. Tiene una varita mágica para crear y destruir a su antojo, pensamiento e ideales. Algunos, presuntos. Los menos extremos han volcado su faz hacia otra lado, la extrema ha salido a repartir carnet de progresistas y buen hacer social como el ministro de cultura, Ernest Urtasun.

Karla Sofia Gascón ha sido desterrada al olvido. Ya nadie la quiere. Los suyos. Los de la apariencia. La actriz no ha podido acudir a la entrega de los premios Goya celebrada este pasado sábado en la ciudad de Granada porque es un ser “detestable”. Craso error y mayor incongruencia. Gascón está nominada a los Oscar por su interpretación no por su pensamiento e ideología. Lejos de la realidad. Las palabras de la actriz se enmarcan en un contexto de tiempo atrás. En parte, con más razón que un santo. Perdón, una santa. No vayamos a herir susceptibilidades y convoquen alguna manifestación con sindicados y hembrismos comprados.

La incongruencia de la ausencia de Karla Sofía este pasado fin de semana en la gala de los Goya llega a límites insospechados. Un nuevo timo al estilo Errejón, el gran repartidor de verdad progresista y decente. Uno no sabe lo que es el veneno hasta que no lo prueba o succiona con fuerza. Lo de Gascón es un aquelarre en toda regla. Una víctima de la mano negra del comunismo como diría Santiago Carrillo. No hay razón de ser para que no pueda acudir ni a nuestra gala del cine español ni a la de fuera de nuestras fronteras en Los Ángeles. Un sinsentido.

Si Karla es buena actriz tiene que estar. Si está nominada también. Y más cuando no todos pueden llegar a ese nivel. Y con perdón ofrecido. Ya no les vale. Quieren sangre. La gente que un día apostó por ella en ver su película es quien ahora pide casi "cadena perpetua" o cámara de gas. Una cura de humildad es lo que está recibiendo la actriz. En sus últimas entrevistas destilaba una halo de superioridad al estilo Irene Montero y sus gentes. Así sucedió en El Hormiguero. Demasiado depositado. Ahora ya sabe quienes son sus amigos de entonces y su verdaderos verdugos de ahora.