| 28 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Bárbara Rey, en el ojo del huracán de la polémica.
Bárbara Rey, en el ojo del huracán de la polémica.

La factura con la que Bárbara Rey dejó pruebas de sus grabaciones al Emérito

Desde que Ángel Cristo Jr. contó con toda la crudeza del mundo lo que hasta ese momento solo era un secreto a voces se ha destapado la caja de los truenos y el escándalo parece imparable.

| Maribel Fernández Chismógrafo

Desde que Ángel Cristo Jr. rompió su silencio señalando a su madre y la relación con el Rey Juan Carlos, se ha abierto la caja de los truenos de una historia sobre la que siempre existió runrún pero de la que nunca se había hablado públicamente de manera tan cruda.

Se ha abierto la compuerta y ahora será difícil volver a cerrarla. Sin ir más lejos, el programa de Telecinco Vamos a Ver ha accedido a la factura que probaría que Bárbara Rey habría llenado su casa de cámaras para grabar sus encuentros clandestinos con Juan Carlos I.

 



La artista dejó rastro con una factura en la que aparece que se gastó 325.000 pesetas en la Tienda del Espía para adquirir los dispositivos electrónicos que fueron camuflados en un televisor y en un florero. A saber, Bárbara Rey habría comprado dos micro cámaras modelo ojo de pez, cables de audio y video, instalación de dos cámaras en la habitaciones, conexiones de alimentación para cámaras y camuflaje correspondiente.
 
Tras mostrar la presunta factura de la tienda, un equipo del programa de Telecinco se desplazó hasta la tienda en la que la actriz lo habría comprado todo para hablar con Antonio, la persona que presuntamente se lo habría vendido.

Sin embargo, el aludido evitó confirmar nada alegando que "no te puedo decir porque tenemos muchos clientes y han pasado como treinta años. Yo no conozco a todos los clientes. No sé si esa factura es nuestra".

Lo que sí admitió es que en la dirección que aparece en la factura ellos tenían una tienda: "En esa dirección teníamos una sucursal, pero desconozco si la factura es verdadera o no".

Aunque se supone que Antonio Durán, propietario de la tienda, era amigo en aquella época de Bárbara Rey, no quiso vincularse directamente con la artista.