Junts
Pedro Sánchez y José Pablo López ceden el control de La 2 de TVE a Puigdemont
Acorralado por la corrupción y dependiente más que nunca de los votos de los diputados de Junts, el presidente del Gobierno entrega la televisión pública en Cataluña al independentismo

Carles Puigdemont
Cuando el poder político entra por la puerta principal de una televisión pública, la credibilidad suele escapar por la ventana de control remoto. En la RTVE de Pedro Sánchez, ese proceso no se esconde. Se celebra. El último episodio tiene nombre propio y fecha marcada en el calendario independentista: el próximo 11 de septiembre, fecha señalada por la diada catalana, La 2 en Cataluña comenzará su transformación progresiva hasta emitir, en gran parte, en catalán. El anuncio llega con la firma obediente de José Pablo López, presidente del ente, y con la sombra evidente de un nuevo pago a Junts para sostener un gobierno acorralado por la corrupción y el desgaste parlamentario.
No es una medida cultural. Es una transacción política. La moneda: control territorial de los contenidos audiovisuales. La contraprestación: mantener vivo el acuerdo con Carles Puigdemont, cuyo respaldo es hoy más vital que nunca para Sánchez.
El diseño no es improvisado. La llegada del periodista Miquel Calçada al Consejo de Administración de RTVE como cuota directa de Junts per Catalunya fue el primer movimiento en la partida. No solo se le entregó una silla con voz y voto: se le confió la presidencia de la Comisión de Centros Territoriales, el corazón operativo del poder autonómico en la corporación. Su sueldo supera los 100.000 euros, pero lo importante no está en la nómina: está en la capacidad de influencia directa sobre el centro de producción de Sant Cugat, donde ahora se cocinarán los contenidos en catalán que poblarán la nueva La 2.
José Pablo López, convertido ya en un ejecutor sin matices de las directrices de Moncloa, lo explicó sin rodeos en una entrevista a El Nacional: “Estamos trabajando para que La 2 en Cataluña amplíe progresivamente su programación en catalán. A partir del 11 de septiembre comenzará esa expansión, y a finales de año ya será casi la mitad”. Para junio de 2026, según sus propias palabras, el 60% de la programación estará en catalán. El 100% llegará —añade— si hay medios en Sant Cugat. Traducido: si el pacto sigue vivo.
Pero no habrá canal nuevo, ni siquiera resintonización. Será la misma La 2 de siempre, reformateada lingüísticamente para una comunidad concreta, sin doblajes ni puentes culturales, sino con producción exclusiva. En palabras de López: “No tiene sentido doblar La 2. Tenemos que adaptarnos a donde se consume”. Y sí, se plantea incluso la posibilidad de hacer versiones catalanas de concursos que triunfen en el resto de España. Porque en esta nueva RTVE, todo se adapta… menos el relato oficial.
Mientras tanto, el nombramiento de Calçada y la reconfiguración territorial de la programación llegan justo cuando el PSOE más necesita los votos de Junts. Tras la caída de Santos Cerdán como interlocutor con Puigdemont, ha sido el propio José Luis Rodríguez Zapatero quien ha tomado el testigo, reuniéndose en Suiza con el expresident fugado.
Desde el centro de control de RTVE se insiste en que esto no es política, sino cultura. Pero los hechos, como siempre, son tercos. El catalán gana espacio en La 2 porque el Gobierno necesita a Junts, y López, como ya es habitual, ejecuta sin parpadear. La cadena pública se redibuja, no por decisión editorial, sino por necesidad parlamentaria.
Las reacciones no se han hecho esperar. Cuenta El Cierre Digital que Desde PP y Vox hablan ya de “entrega de RTVE al separatismo”, mientras desde el ente se recurre al comodín de la diversidad territorial. Pero detrás del lenguaje amable, queda claro el mensaje: La 2 será catalana porque Sánchez necesita que lo sea. Y mientras tanto, RTVE sigue dejando de ser lo que debería ser: la televisión de todos.