| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Casemiro, junto a Arbeloa, Valverde, Florentino Pérez y Eduardo Petrossi, CEO of Mahou San Miguel, en un acto promocional.
Casemiro, junto a Arbeloa, Valverde, Florentino Pérez y Eduardo Petrossi, CEO of Mahou San Miguel, en un acto promocional.

Casemiro y la propaganda

Casemiro (a quien el Real Madrid lleva dos veranos, dos, ofreciendo a todos los clubes de la Premier) se va por dinero, pongamos que sea cierto, y ha negociado con el Manchester United.

| Miguel Queipo Deportes

Corre una ligera brisa de Levante en la Costa Noroeste de Cádiz, donde apuro mis últimas veinticuatro horas de vacaciones. Pero también aquí, a la sombra del chiringuito, con el olor a sardina asada y el catavinos de manzanilla en rama condensándose sobre mi mesa, llega el vendaval Casemiro. El brasileño se marcha del Real Madrid al Manchester United, parece, salvo giro inesperado de los acontecimientos. Ha sido ponerle nombre Ancelotti al trío de centrocampistas más importante de la historia, ese Modric-Casemiro-Kroos que será ya para siempre El Triángulo de las Bermudas, y deshacerse en una semana.

Algunos se sorprenderán de la marcha de Casemiro. La maquinaria mediática del Real Madrid airea el relato: Casemiro se quiere ir, le ofrecen un gran contrato y su salida es por dinero. Mismas situaciones que atravesaron otros medio centros expulsados del paraíso florentinista, como Fernando Redondo o Claude Makelele, y también otros jugadores cuyo áurea osaba hacer sombra en alguna esquina de Valdebebas cuando llegaba la canícula, léase Ronaldo, Sergio Ramos o Varane. Es encomiable su esfuerzo con el fin de sostener la historia, todos se marchan siempre por dinero. Peseteros. Mercenarios. Pero no. Esa manía que tiene este Real Madrid de tiznar la imagen de futbolistas legendarios no es de recibo. Al menos, para algunos.

Es curioso el caso de la Prensa. Los que hemos estudiado periodismo sabemos que esta profesión trata, sobre todo, de ser el contrapeso del poder. Da igual quién sea el poder, quién mande. Hay que estar enfrente, siempre, sin dar un paso atrás. Porque es esta profesión la que, contando lo que sucede a la gente, permite que la sociedad pueda ponerle diques a los desmanes de los poderosos. Desgraciadamente eso ya no sucede, y en el fútbol hay una panda de cuentacosas (algunos les llaman creadores de contenido) que con tal de que les chiven historias, se salten la lista de espera para obtener un abono en el estadio, sean agraciados con una entrada para una final, les recompensen con una acreditación o les inviten a unos determinados programas de radio y televisión como contertulios, se convierten en meros altavoces del régimen. Propagandistas, vaya.

Casemiro (a quien el Real Madrid lleva dos veranos, dos, ofreciendo a todos los clubes de la Premier) se va por dinero, pongamos que sea cierto, y ha negociado con el Manchester United. ¿Quién en el Real Madrid ha dado el visto bueno a esa negociación? Porque para que el club inglés pueda entablar conversaciones con un futbolista que tiene contrato en vigor con otra entidad y no está en sus seis últimos meses de contrato (no es el caso del brasileño), tiene que haber sido autorizado. Si no, el Real Madrid podría denunciar al United ante la FIFA y el cuadro mancuniano exponerse a una sanción muy importante.

¿Quién en el Real Madrid va a decidir que, pese a que Casemiro tiene una cláusula de rescisión unilateral de contrato de mil millones de euros vaya a poder marcharse por una cantidad que oscila entre los 60 y los 70? ¿Quién va a explicar a los socios y dueños del club que Casemiro, patrimonio de la entidad con un valor de cláusula que en su día establecieron los que mandan en la entidad, se ha depreciado de 1000 millones a 70 en un rato? ¿Por qué no ha salido Casemiro a decir que quiere irse? ¿Por qué no ha salido el Real Madrid para dejar claro que autoriza las negociaciones entre las dos partes por deseo del jugador? ¿Por qué, en caso contrario, no ha denunciado? ¿Por qué la Prensa no se lo pregunta? ¿Por qué no exigen transparencia? ¿Por qué siempre miran para otro lado y no hacen periodismo para la gente, sino para los poderosos? ¿Por qué han decidido ser propagandistas? Arrecia el Levante. Habrá que pedirse unas papas aliñas con melva para que se me pase el disgusto.