| 29 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta, Yolanda Díaz.
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta, Yolanda Díaz.

El Gobierno de Sánchez, a la deriva con Puigdemont y ‘La Manada’

Por si fuera poco con las concesiones a los separatistas, aparece de nuevo en escena la norma estrella de Montero para arrinconar aún más a un Sánchez perdido y que se vende al mejor postor.

| ESdiario Editorial

Pedro Sánchez celebró mucho su derrota, dulce derrota, la noche del 23J. El resultado, por inesperado que no por bueno, le dejaba un resquicio para revalidar el cargo de presidente del Gobierno cuatro años más a cambio de algo tan sencillo (para él, claro) como vender España al separatismo. Cualquiera podría hacerlo, simplemente hay que estar dispuesto a desmantelar el Estado de derecho y darle la puntilla a la Constitución tragando con la amnistía a los separatistas y un referéndum en Cataluña. Y Sánchez y Yolanda Díaz lo están. Feijóo y Abascal no. Esa es la diferencia.

Pero quizás Sánchez no esperaba una reacción tan fuerte como la que se está produciendo, desde las filas del "viejo socialismo" -en el actual PSOE parece que no hay ni pizca de vergüenza- y desde la oposición. Y ahora temen que la chispa prenda en la sociedad civil, muy enfadada pero silente, y acabe generando un incendio que termine achicharrándole.

Por eso se han puesto tan nerviosos ante el llamamiento de José María Aznar a una rebelión social, a una movilización de la sociedad contra los planes de Sánchez y Puigdemont y en defensa de España como la que se produjo contra ETA cuando los terroristas secuestraron y asesinaron a Miguel Ángel Blanco.



Le ha faltado tiempo al Gobierno para llamar “golpista” al expresidente en una comparecencia desquiciada y absurda de la portavoz. La izquierda siempre ha considerado que la calle es suya y que nadie puede utilizarla contra ellos. El 15M era el hartazgo del pueblo, pero el llamamiento de Aznar es un golpe de Estado.

La absurda reacción del Gobierno denota su falta de argumentos y sus ganas de desviar el foco del debate público, que está centrado en la amnistía inconstitucional que negocia Sánchez y, por si fuera poco, en la revisión a la baja de la pena a un miembro de ‘La Manada’ en aplicación de la ley del solo sí es sí. La norma que nació para modificar lo que el Gobierno llamó “el código penal de la manada” ha terminado beneficiando a los condenados. Nadie, ni Sánchez ni Irene Montero, ha asumido la responsabilidad política por esa ley que ha desprotegido a la mujer hasta el punto de beneficiar a más de 1.500 delincuentes sexuales.

La ministra de Igualdad en funciones, Irene Montero, aplaude en un acto de Podemos.

Dos asuntos, la amnistía y la ley del solo sí es sí, que acorralan a Sánchez y complican sus planes. Aunque debemos ser conscientes de que el deseo de poder unido a la falta de escrúpulos, principios y palabra puede con eso y con más. Es difícil pensar que el líder socialista dé marcha atrás. Solo mira hacia adelante, hacia la Moncloa.