La receta infalible para hacer leche condensada en casa con 3 ingredientes

La leche condensada es rica en calorías gracias a su contenido en azúcar, tiene 343 por ración de 100 g, además aporta proteínas, calcio y vitaminas A, C y E. Pío Baroja, en su obra "El árbol de la ciencia," elogió la leche condensada como un remedio para el raquitismo infantil

Descubriendo el secreto de la leche condensada

La leche condensada, ingrediente estrella en la repostería, es fruto de un proceso que implica reducir el contenido de agua de la leche original y agregar azúcar.

Este dulce elixir, sometido a un tratamiento térmico para garantizar su estabilidad, tiene sus raíces en la necesidad de conservar la leche en el siglo XIX, cuando las condiciones precarias de almacenamiento y transporte llevaban a intoxicaciones alimentarias.

El Origen de una innovación revolucionaria

Gail Borden, Jr., en 1852, ideó la leche condensada para abordar los desafíos de almacenamiento de la leche sin refrigeración. Inspirado por una cápsula de evaporación utilizada por los Shakers, Borden logró condensar la leche sin dañarla ni coagularla.

Tras algunos intentos fallidos, su tercera fábrica en Wassaic (Nueva York) produjo una versión duradera de la leche condensada que no requería refrigeración. La patente de fabricación se obtuvo en 1856, y la New York Condensed Milk Company se estableció en 1857.

Durante la guerra, el gobierno de los Estados Unidos solicitó grandes cantidades como ración de campo, y los soldados que regresaban se convirtieron en embajadores involuntarios del producto.

En 1866, las instalaciones de Cham en Suiza llevaron la leche condensada a Europa, y aunque inicialmente enfrentó resistencia entre las clases altas en España, las clases obreras la abrazaron por su alto valor nutricional. Incluso Pío Baroja, en su obra "El árbol de la ciencia," elogió las propiedades alimenticias de la leche condensada, recomendándola como remedio para el raquitismo infantil.

Explorando el valor nutricional

Adentrándonos en el contenido nutricional de la leche condensada, nos encontramos con datos esenciales que influyen en nuestras elecciones alimenticias. Una porción típica de leche condensada contiene:

• Calorías: 343 Kcal
• Proteínas: 8.8 g
• Hidratos de carbono: 56 g
• Fibra: 0 g
• Grasa: 9.3 g
• Agua: 25.9 g
• Colesterol: 34 mg
• Calcio: 284 mg
• Hierro: 0.2 mg
• Potasio: 390 mg
• Vitamina A: 107.2 microgramos/ug
• Vitamina C: 1 mg
• Vitamina E: 0.423 mg
• Vitamina B1: 0.07 mg
• Vitamina B2: 0.4 mg
• Vitamina B3: 2 mg
• Vitamina B9: 8 ug
• Magnesio: 17 mg
• Fósforo: 220 mg
• Sodio: 130 mg

Este equilibrio nutricional hace que la leche condensada sea un ingrediente versátil en diversas preparaciones culinarias.

Diferencias entre leche condensada y evaporada

Aunque ambas comparten la eliminación del 60 por ciento del agua, la leche condensada y la leche evaporada divergen en aspectos clave.

La leche condensada, endulzada con aproximadamente un 45 por ciento de azúcar, exhibe una consistencia espesa y pegajosa, ideal para la repostería. En cambio, la leche evaporada, no lleva azúcar añadido, fluye suavemente y se vierte fácilmente, sin dejar rastro en los costados de su lata. La elección entre ambas depende del destino culinario y de las preferencias de cada cocinero aficionado.

La leche condensada endulzada se emplea en bebidas, repostería y postres. Por otro lado, la leche evaporada puede utilizarse en horneados cuando se busca untuosidad sin añadir dulzura, o como sustituto de la leche en recetas saladas.

Cómo hacer leche condensada casera con 3 ingredientes

Ingredientes

• 250 g de leche en polvo (entera o desnatada) (2 tazas)
• 250 g de azúcar (1 taza)
• 180 ml de agua (3/4 de taza)

Preparación

1. El primer paso para nuestra leche condensada es preparar un almíbar básico. En un cazo añadimos el agua y el azúcar. Calentar a fuego medio y llevar a ebullición.
2. En cuanto el agua esté hirviendo contar un minuto y luego apagar el fuego.
3. Dejar que el almíbar repose durante unos 8-10 minutos removiendo varias veces
4. Verter el almíbar en un recipiente apto para batidora y añadir la mitad de la leche en polvo.
5. Batir para que se mezcle durante unos segundos.
6. Agregar el resto de la leche en polvo y de nuevo mezclar con la batidora hasta lograr una textura homogénea.
7. Cuando la textura sea sedosa sin grumos, la leche condensada estará en su punto.
8. Verter en un bote de cristal o táper. Conservar en la nevera.

En conclusión, la leche condensada no solo es un testimonio de ingenio histórico sino también un componente nutricionalmente rico que eleva el perfil de muchas recetas.

Su versatilidad y sabor único continúan deleitando a paladares de todas las edades. Si te ha gustado el artículo compártelo en tus redes sociales y déjanos un comentario con tu opinión.