| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Sánchez, más peligroso cuanto peor van las encuestas: sin límite contra Feijóo

El ataque al líder del PP desde el hemiciclo con la foto de Marcial Dorado pone en guardia al PP que espera mas campañas de descrédito personal según se acerquen las elecciones

| Benjamín López España

La semana parlamentaria nos dejó un episodio que no ha tenido la relevancia que merecía, pero que desvela los nervios que se viven en la Moncloa y, lo que es peor, hasta dónde está dispuesto a llegar Pedro Sánchez de aquí a las elecciones municipales y autonómicas de mayo y especialmente a las generales de diciembre.

Fue Pedro Sánchez el protagonista de una frase infame en la sesión de control al Gobierno en el Congreso, el pasado miércoles. Contestando -es un decir- el PP a las acusaciones sobre el Tito Berni que cercan a su partido y a su grupo parlamentario, se despachó con esta frase: "cuando
yo me subo a un barco, lo primero que hago es comprobar quién es el patrón. Y creo que ustedes me entienden”.

Sánchez se despachó con esta frase: "cuando yo me subo a un barco, lo primero que hago es comprobar quién es el patrón. Y creo que ustedes me entienden”.

Es la primera vez que Sánchez se refiere a la manida foto de Feijóo hace casi 30 años en el barco de un traficante gallego de nombre Marcial Dorado. La instantánea fue tomada en 1995 y es como el Guadiana, aparece -sobre todo en época electoral- y desaparece de manera periódica. Es un golpe bajo, metido con calzador en un debate parlamentario, fruto de una estrategia premeditada y bastante a la desesperada.

La foto en cuestión no ha hecho nunca mella en las aspiraciones políticas de Feijóo y es difícil imaginar que lo vaya a hacer ahora, pero confirma un temor que tienen en Génova: de aquí a las elecciones veremos ataques personales in crescendo hacia los líderes del PP, en especial hacia Feijóo.

Sánchez, sin escrúpulos

Sánchez ha demostrado que no tiene escrúpulos y que es capaz de cruzar líneas rojas como el que cruza la calle, sin inmutarse, con tal de llegar al poder o conservarlo. Por eso, ante las encuestas que le sitúan fuera de la Moncloa, se vuelve más peligroso que nunca. Muchos en el PP reflexionan sobre este asunto y llegar a la conclusión de que si fue capaz de poner una urna detrás de una cortina para intentar un pucherazo en el PSOE, cómo no va a ser capaz de fabricar campañas de desprestigio  personal contra Feijóo o contra cualquier otro ‘enemigo’ político.

Muchos en el PP reflexionan sobre este asunto y llegar a la conclusión de que si fue capaz de poner una urna detrás de una cortina para intentar un pucherazo en el PSOE, cómo no va a ser capaz de fabricar campañas de desprestigio  personal contra Feijóo o contra cualquier otro ‘enemigo’ político

Lo que está claro es que en Moncloa están buscando algo que contrarreste los dos principales escándalos que cercan a los socialistas: la ley de solo sí es sí y la corrupción del Tito Berni. Van probando sin éxito hasta el momento. Así, en medio de la conmoción social por ver a decenas
de delincuentes sexuales beneficiados por la ley, intentaron inflar artificialmente una torpeza de Vox en Castilla y León con un supuesto protocolo anti abortista. No cuajó lo suficiente y el tema quedó olvidado y superado.

Titulares efímeros

Después, en plena vorágine del Tito Berni desde Moncloa intentaron contrarrestar la corrupción del PSOE dando todo el altavoz mediático posible a dos casos que afectaron al PP en el pasado: la petición de la fiscalía de 15 años de prisión para Jorge Fernández Díaz, ex ministro del Interior de Rajoy, y la condena al ex presidente de la Región de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, a 3 años de cárcel, por un caso de corrupción. Tampoco prendieron la llama estos dos casos más allá de unos
titulares efímeros. La opinión pública los percibe como muy lejanos en el tiempo, muy manidos y con personajes que han caído ya en el olvido.

Por eso ahora desde Moncloa aumentan la apuesta y se tiran a degüello contra el mismísimo Feijóo con la famosa foto de Marcial Dorado. Un golpe bajo que, sin embargo, probablemente no va a hacer daño al líder del PP. Eso sí, ha servido de aviso claro en la calle Génova: Sánchez ha traspasado otra línea roja y la campaña de desprestigio personal contra el líder del PP o contra cualquier peso pesado del partido va a ser una constante hasta las elecciones.