| 27 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Empanadillas perfectas
Empanadillas perfectas

Empanadillas al horno perfectas: no querrás freírlas más

Desde hoy, no volverás a comer empanadillas congeladas aceitosas: con esta receta triunfarás sin engordar y no te llevará la cosa más de 25 minutos.

| Paula Ballesteros Gastronomía

Nadie se resiste a una empanadilla, el único rival que la hegemónica croqueta tiene en un duelo de tapas a vida o muerte en cualquier barra o mesa española. Ante la duda, un consejo: opte por las dos, se hermanan como Sánchez y Junqueras, el boquerón y la anchoa o la vacuna de Pfizzer y el delantero centro de la Selección Española.

Artículos ambos de aprovechamiento, se pueden hacer de todo y con todo, transformando esos restos de pollo, guiso, pescado o carne en un resplandeciente bocado con muy pocos rivales. Pero las prisas, la pérdida de costumbres o la menor destreza de las nuevas generaciones han provocado que estos bocados de andar por casa se conviertan en artículos de lujo a consumir fuera de casa... o congelados en ella.

 

Y no hija no, que diría Ozores. Se pueden y se deben hacer en casa, sin grandes conocimientos, sin dedicarle toda una tarde y sin ser ningún manitas: cualquiera puede hacer unas empanadillas de aúpa aunque, ante los fogones, tenga dificultades para sostener que lo suyo, en vez de manos, son zarpas. Éste es el ejemplo:

Empanadillas perfectas al horno (para 4)

  • Un paquete de obleas grandes de calidad (16 unidades)

  • Una lata grande de bonito en aceite o dos pequeñas

  • Tres huevos cocidos

  • Una latita de aceitunas rellenas de anchoa o pimiento

  • Medio bote de tomate frito de calidad

La receta

Lo primero,  a cocer los tres huevos: doce minutos a partir de que el agua empiece a hervir y, después, a enfriarlos bajo el grifo. En un bol, mezcla el bonito con las aceitunas partidas por la mitad, el tomate frito y los tres huevos machacados hasta hacer una especie de pasta. Ahí puedes añadir, opcionalmente, trocitos de cebolleta y unas gotas de tabasco.

 

Pon el horno a precalentar a 200 º. En la bandeja de rejilla, extiende papel de horno y sobre él unas gotas de aceite para que no se peguen. Y ahora, la clave de todo: no dobles las obleas. Pon cada una abierta en el papel de cocinar, rellena con la pasta del bol dejando los bordes libres y cierra poniendo otra oblea, también abierta, encima. Aprieta con los dedos los bordes para sellarlas, pero sin que te preocupe que no queden perfectas.

Con un pincel, unta ligerísimamente las empanadillas con aceite de oliva y con huevo batido. El aceite te lo puedes ahorrar, pero en todo caso basta con unas pinceladas de nada. Y ya está.

No hay más. Metes la bandeja al horno, esperas a que se doren entre 15 y 20 minutos y el milagro de la empanadilla perfecta estará sobre tu mesa. Como se te ocurre volver a comerlas congeladas tras conocer esta receta, me veo sacando la zapatilla. La que avisa no es traidora.