Aunque a priori no te lo parezca, es muy muy fácil
Estamos en plena temporada del pulpo y la alegría que nos proporciona estos invertebrados marinos dentro de la cocina puede ser de lo más exquisita, amplia y fácil. Estos animales de agua fría siempre están dispuestos a ofrecerte una variedad increíble de transformaciones culinarias.
Para obtener los mejores resultados con este cefalópodo, solo has de rodearte de buenas ideas para prepararlo, conocer cuáles son sus puntos débiles y no dejarte intimidar bajo la creencia de que no va a salir tierno y delicioso.
Cefalópodo significa literalmente "pie de cabeza" y se caracterizan por ser rápidos, organizados, voraces y posiblemente uno de los grupos de animales marinos más inteligentes que existen. Gracias a su talento para esconderse de los depredadores, su astucia, su fuerza y su flexibilidad, les ha hecho ganarse fama de simpáticos.
A pesar de su gran cabeza y sus múltiples y aparentemente delicados brazos, estos animales están muy bien adaptados para nadar. Se trasladan por las profundidades gateando suavemente o mediante la expulsión de agua por el embudo o sifón que poseen, desplazándose en pocos segundos a gran velocidad. Poseen bolsas de tinta que lanzan para distraer a su presa, esconderse detrás de ella o para alertar de algún peligro a los de su especie.
Se alimentan principalmente de pequeños moluscos, crustáceos diminutos y peces pequeños, lo que les confiere un sabor absolutamente extraordinario.
No hay que tener miedo a la hora de cocinar el pulpo en casa, ya que cuando se hace con la fórmula correcta obtener buenos resultados solo es cuestión de saber algunas cosas. Olvídate de las extravagancias que a veces se leen por internet ya que todo es más simple de lo que imaginas. Eso sí, presta especial atención al etiquetado cuando lo compres, ya que, sin duda, en nuestras costas gallegas se encuentra el mejor del mundo.
Una de las formas más ricas de saborearlo es una vez cocido hacerlo a la parrilla. Solo tienes que secar muy bien las patas para acelerar el dorado y el crujiente en la parrilla y untarlas con aceite de oliva.
Prepara la parrilla a fuego fuerte y cuando esté uniformemente caliente colocas las patas de pulpo y las mantienes hasta que los bordes se vean ligeramente crujientes. Recuerda que el pulpo ya está cocido, por lo que 2 o 3 minutos por cada lado será suficiente para darle ese aspecto apetecible y sabroso.
En caso de no tener parrilla siempre puedes utilizar una sartén grillada para que en las patas queden marcadas las líneas.
Estas salsas las puedes servir como acompañante o antes de retirar el pulpo de la parrilla pincelarlo con alguna de ellas. El resultado es absolutamente brillante.
Retira la piel, las semillas de los pimientos y reserva su carne con todo el jugo que han soltado. Del tomate quita también la piel y de los ajos extrae su carne. Ponlo todo en la misma fuente y reserva.
Ahora toma una sartén, pon una fina cama de aceite de oliva y tuesta las almendras. Vigila cuidadosamente porque se tornan tostadas enseguida y se podrían quemar. Después coloca en un bol, sazona al gusto y deja enfriar.
En un vaso batidor pon la carne de los pimientos, de los ajos, el tomate entero, las almendras, el chupito de licor y bate hasta conseguir una crema, si te queda muy espesa añade un par de cucharadas de caldo de pescado hasta conseguir una textura ligera, pero con cuerpo.
Sazona al gusto y pasa el resultado por un colador de malla fina hasta obtener una salsa suave salsa romesco.
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