| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Rigoberta Bandini
Rigoberta Bandini

Rigoberta, Tanxugueiras y Chanel, la final del Benidorm Fest es cosa de chicas

RTVE ha sabido crear interés por un festival que se ha colado en las conversaciones de barra aparcando casos como el de Urdangarín, la Riesco o el precio de la luz y la gasolina.

| Milagros Martín-Lunas Medios

 

 

Si algo queda claro en esta jornada de reflexión eurovisiva es que la idea de recuperar, redecorar y reinventar el Festival de Benidorm ha sido un golpe de efecto brutal. Así se destila de las audiencias de las dos semifinales. La del miércoles sedujo a un 11,8% de la cuota de pantalla y la del jueves se coló directamente en el top ten de los programas más vistos de la jornada, concretamente en el séptimo puesto. La segunda gala firmó un estupendo 14,2% con el que se alzó como lo más visto de la noche.

Un gran acierto de RTVE que ha sabido crear interés por un festival que se ha colado en las conversaciones de barra aparcando casos como el de Urdangarín, la Riesco (no puedo con este tema), el precio de la luz y la gasolina o la crisis de Ucrania. RTVE con el lema El festival que quieres, el festival que tú quieres ha seducido a todos los eurofans, los ha involucrado y les ha hecho protagonistas de la fiesta.

Los finalistas del Benidorm Fest

Ya tenemos finalistas. Me da que el sábado la cita musical le va a dar en la línea de flotación a la tropa del Deluxe y veremos a ver qué pasa con la final de los abuelos de La Voz. Los eurofans tienen la palabra.

Así las cosas, confieso que he visto dos veces las semifinales, desde casa, porque considero que, si es un producto televisivo, para analizarlo hay que hacerlo desde el lugar donde lo ve la mayoría de los mortales, con fiesta o sin fiesta, pero a través de la televisión. Rigoberta Bandini, Rayden, Xeinn, Gonzalo Hermida (desde la habitación del hotel por un positivo en covid), Chanel, Tanxugueiras, Blanca Paloma y Varry Brava serán los finalistas que peleen el sábado por el primer puesto a representar a España en el Festival de Eurovisión. Pasaporte a Turín que dirían antaño.

 

Se agradece hasta la extenuación que ambas semifinales hayan pasado por la parrilla sin eternizarse hasta la madrugada. Una suerte que no nos hayan robado sueño como con las galas perpetuas de MasterChef o los realities de Mediaset, por ejemplo. Conducidas por Máximo Huerta, Alaska y la reina del televoto Inés Hernand, ambas galas fueron directamente al grano. Una actuación detrás de otra si eternizarse con bagatelas. Esperemos que la final vaya por el mismo camino.

Eurovisión se ha convertido en un festival de luz, pirotecnia y extravagancia, un concurso en el que el tema cuenta lo justo. Cada país tiene tres minutos para empatar a resto de Europa (Australia mediante) con una puesta cuanto más barroca e insólita mejor, una escenografía escoltada por la canción elegida que tiene que seducir, sobre todo, a los eurogays que son los que realmente mandan en el festival. El caso es que se lo han ganado a pulso, porque ni siquiera le dieron la espalda al festival durante las décadas que fue de bajada.

Por el escenario del Palacio de los Deportes L'Illa de Benidorm hemos visto una retahíla de propuestas que beben de las tendencias que rezuma Eurovisión, donde el juego de luces y la pirotecnia brotan como una jugada imprescindible. Los ocho finalistas han defendido sus temas con brío. Teniendo en cuenta el resultado de la votación total, las propuestas favoritas quedan de la siguiente manera: Rigoberta Bandini (111), Chanel (110), Tanxugueiras (93), Rayden (90), Xeinn (81), Blanca Paloma (79), Gonzalo Hermida (76) y Varry Brava (74).

 

De todas ellas, me ha impresionado la elegancia de la puesta en escena de Blanca Paloma y el color de su voz. Lo sé, no es la favorita, pero es que he terminado saturada de modelos galácticos, de horteras con purpurina y de transparencias.

Entiendo perfectamente la pasión que ha generado la propuesta de Rigoberta Bandini. Su Ay mamá es el himno feminista más dulce y aguerrido que se haya escuchado jamás. La historia de Bandini pulula entre acordes pegadizos que inciden directamente en la esencia de la antropología femenina para recordar su fortaleza social. La puesta en escena es toda una metáfora insurrecta repleta de referencias que sitúan la lucha de lo femenino al nivel de la Revolución Francesa, a la altura de Delacroix. La que fuera voz de Caillou y de la princesa Mérida de Brave se merece los tres millones de visitas que lleva ya en Spotify y todos los éxitos del mundo. Me queda una duda, ¿serán capaces de pillar el mensaje aquellos que votan en Eurovisión?

La propuesta subversiva de Rigoberta Bandini cuenta con tres adversarias bizarras, Tanxugueiras, tres gallegas que cantan a las feministas que fueron sin saberlo

Entre mujeres anda el podio. La propuesta subversiva de Rigoberta Bandini cuenta con tres adversarias bizarras, Tanxugueiras, tres gallegas que cantan a las feministas que fueron sin saberlo. Aida Tarrío y las hermanas Olaia y Sabela Maneiro han sorprendido a todos con su folclore tradicional gallego, Terra es un tema con sabor folclórico, condimentado con ritmos electrónicos y cantado en gallego. Tanxugueiras reivindica la música tradicional de raíz y la diversidad lingüística en un potente himno que aúna todas las lenguas cooficiales españolas. Para estas pandereteiras no hay fronteras. Ez dago mugarik. No hi ha fronteres. Non hai fronteiras.

Chanel se ha colado en el podio por méritos propios. Ella fue la gran sorpresa de la primera semifinal y la favorita del jurado profesional. La cantante y bailarina cubana protagonizó una actuación sobresaliente, sorprendió a los eurofans con SloMo, un cóctel de música urbana con regusto latino con una puesta en escena digna de las grandes diosas musicales. Resulta absolutamente lógica la reacción del jurado profesional, porque eso de cantar en directo y bailar como lo hizo ella es casi de otro planeta. Ya lo avisó en las previas, "me he entrenado cantando en la cinta".

No hay Festival de Eurovisión sin empacho de divas y brilli brilli. Me da en la nariz que, si el público decide que España huela a Chanel, la propuesta se evaporará entre los aromas del superávit de estrellas.

A estas alturas, del resto de las propuestas casi ni me acuerdo, intuyo que tanto Rayden como Xeinn cuentan con un público fiel. Ojalá podamos disfrutar por lo menos de una actuación en directo de Gonzalo Hermida y de ¿cómo era? No sé qué Brava… Con el debido respeto, se me olvidó. Eurovisión 2022, alea jacta est.