Belarra declara la guerra a Díaz y compromete el plan de Sánchez después del 19J

Una segunda batalla acaba de estallarle a Pedro Sánchez en su gobierno. A las permanentes emboscadas que Podemos lleva meses tendiendo al PSOE, se añade ahora la guerra total en la coalición Unidas Podemos, con epicentro en el segundo escalón del Consejo de Ministros.

Se veía venir desde el público y notorio boicot de Yolanda Díaz a la cúpula morada en su primer borrador de su Frente Amplio y ha quedado certificado en el esperpento de la fallida lista única en Andalucía con veto expreso al cabeza de lista que pretendía colocar Podemos.

Belarra sube su apuesta contra Sánchez a espaldas de Yolanda Díaz: "Pise el acelerador"

Así que Ione Belarra e Irene Montero -con el padrinazgo intelectual del propio Pablo Iglesias- han decidido no quedarse quietas y cobrarse su venganza. Belarra ha declarado la guerra a Yolanda Díaz y Alberto Garzón. El matrimonio de convivencia que se ofició en el llamado pacto del botellín ha emprendido el camino del divorcio.

Belarra se ha adelantado a Sánchez y a Yolanda Díaz advirtiendo que en Podemos manda ella. O, por mejor decir, Iglesias ... con su mando a distancia.

Y si la primera víctima de esta reyerta , en realidad una lucha pura y dura por el poder sin ningún otro matiz ideológico o de proyecto político, fue el diputado Juan Antonio Delgado -apeado por Díaz y Garzón del número 1 de la lista para el 19-J-, la segunda víctima ha sido Amanda Meyer, la pata negra de IU que actuaba de embajadora de la vicepresidenta segunda en el siempre convulso y vigilado Ministerio de Igualdad de Irene Montero.

Si hace unos días, alegando razones personales, salía del cargo el jefe de gabinete de Belarra, en estas últimas 24 horas Podemos ha fulminado a la jefa de gabinete de Montero. “Una nueva etapa”, justifica el entorno de la ministra de Igualdad. “Una grave y unilateral decisión”, replican fuentes de IU a ESdiario.

Mayo de 2016. Pablo Iglesias y Alberto Garzón suscriben el "pacto del botellín" entre Podemos e IU que ahora se tambalea.

Una larga guerra larvada entre Belarra y Díaz con desautorizaciones y desmarques encadenados de la vicepresidenta segunda, a la que se va a unir en los próximos días un tercer invitado en discordia, Iñigo Errejon.

Cuando muchos esperaban que Díaz hiciera coincidir este evento para un reencuentro y reconciliación entre Errejón y la cúpula de su antiguo partido, Díaz ha organizado otra bofetada pública a Belarra y Montero. Y van varias.

El líder de Más País ya tiene cerrada su participación en tres actos de la campaña andaluza para arropar a la coalición de izquierdas Por Andalucía, que le llevará a compartir un mitin por primera vez con Yolanda Díaz, pero no coincidirá en esos eventos con cargos nacionales de Podemos.

La tensión entre Podemos y Díaz dinamita el gabinete de Irene Montero

Esta voladura del pacto tácito de no agresión entre Podemos e IU tras el ascenso de Díaz a la vicepresidencia no dejaría de ser un episodio más del cainismo, las purgas y la lucha por el poder tan en el adn de la formación ideada por Pablo Iglesias desde el minuto uno de su nacimiento.

Este estallido en UP tiene mucha mayor trascendencia porque pone en cuestión el plan inmediato que Sánchez ultima con sus asesores más cercanos, si como anuncian las encuestas PSOE y Podemos sufren un descalabro en las urnas andaluzas del 19-J.

Azuzado por los barones socialistas y con el visto bueno de la propia Díaz, en Moncloa se trabaja en una hipotética segunda revolución en el Gobierno. Una crisis que, lógicamente, obligaría también a la vicepresidenta segunda a cambiar sus cinco peones en el gabinete. Pero Belarra se ha adelantado a Sánchez y a Díaz advirtiendo que en Podemos manda ella. O, por mejor decir, Iglesias ... con su mando a distancia.

La situación comienza a generar tanta preocupación en Moncloa que el propio Sánchez ha afeado por primera vez en público la actitud de Belarra. El presidente ha advertido este miércoles en el Congreso al portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, que subrayar las diferencias entre sus fuerzas políticas provoca la desmovilización de la izquierda y le ha pedido que destaque, por el contrario, las "conquistas" que ha logrado la coalición. Sigue el pulso.