La número dos de Sánchez aguanta el chaparrón como puede y vuelve a recurrir a Ayuso y su hermano para defender a sus compañeros. Algo que, judicialmente hablando, cada vez es más difícil.
Lo ocurrido en la tarde de este martes en el Senado ha sido un fiel reflejo de lo que es a día de hoy el Gobierno de Pedro Sánchez: un Ejecutivo desbordado y que se queda sin argumentos ante los hechos que se van dando. María Jesús Montero tenía la difícil papeleta de defender a sus compañeros de las acusaciones que se vierten sobre ellos y que les lleva a ser investigados por la justicia y la ministra de Hacienda ha aguantado el chaparrón como buenamente ha podido.
Siguiendo con las metáforas, a Montero no le da -al igual que su partido- el paraguas para cubrir a todos o no tiene manos suficientes para tapar tantos agujeros en el barco socialista, que se sigue llenando de agua a cada día que pasa. La batería de preguntas llegaba desde la bancada del Partido Popular como un huracán, señalando especialmente que cada vez son más los investigados en el Gobierno y en el PSOE por algún caso relacionado con Koldo García y sus socios de las mascarillas.
Una de las más sonadas ha sido la intervención de la portavoz del PP en el Senado, Alicia García, que ha expresado que son sin duda el Gobierno de la mentira, de la amnistía y de la corrupción. Todo ello con un presidente que está extorsionado por el independentismo y acorralado ahora por la sospecha entre sus filas. "Ha pasado de ser la consejera de los ERE a ser la vicepresidenta de las mordidas", decía la popular ante una Montero que solo podía repetir que los contratos son legales y los procedimientos fueron los correctos a la hora de comprar el material sanitario a Koldo y su trama. Todo ello mientras Francina Armengol (Baleares) y Víctor Torres (Canarias) son investigados a nivel nacional y europeo.
🔴 La señora Montero ha pasado de ser la consejera de los ERE a la vicepresidenta de las mordidas.
— Alicia García PP (@AliciaGarcia_Av) March 5, 2024
Son el Gobierno de la mentira, la amnistía y la corrupción con un presidente extorsionado por el independentismo y acorralado por la corrupción. pic.twitter.com/5ctAnA0wXk
#EnDirecto | María Jesús Montero insiste: "Los contratos son legales y los procedimientos correctos. Insisto: han sido auditados y revisados por los órganos de control. Hay una persona miserable que se ha aprovechado del dolor durante la pandemia" pic.twitter.com/u4tBbWFAwZ
— Europa Press (@europapress) March 5, 2024
Desde el PSOE admiten que Koldo y compañía, con la presencia y posible intermediación del por entonces ministro José Luis Ábalos, se llenaron los bolsillos de tal manera que multiplicaron su patrimonio hasta por tres en esos años de pandemia. Llamativo cuanto menos. Es por ello que en este caso Salvador de Foronda, senador del PP por Burgos, ha preguntado a María Jesús Montero como es posible que mientras esto ocurría y los miembros de la trama compraban pisos, coches, etc… el ministerio de Hacienda se quedara de brazos cruzados.
El Ministerio de Hacienda y María Jesús Montero no se enteran de nada desde 2020.
— PP Senado (@PPSenado) March 5, 2024
Su silencio ha permitido un incremento patrimonial de pisos, fincas, coches de lujo y un aumento de ingresos sin justificación.
🎙️ @SalvaForonda pic.twitter.com/8xz2WJCuTu
#EnDirecto | María Jesús Montero pregunta al PP: "¿Van a pedir la dimisión a Ayuso después de que su hermano se enriqueció en el peor momento de la pandemia? ¿Van a pedir la dimisión de Almeida después de que su primo protagonizara un caso de corrupción en Madrid?" pic.twitter.com/GFvlWPvEFD
— Europa Press (@europapress) March 5, 2024
La respuesta, como no podía ser de otra forma y ejemplo de esa falta de argumentos por parte de los socialistas, atacar de nuevo a Isabel Díaz Ayuso y el caso -ya cerrado desde hace tiempo por la justicia- de su hermano. En el saco metía también Montero a Almeida y su primo e incluso a Alberto Núñez Feijóo. Todos menos explicar qué pasó durante esos años para que su ministerio, encargado de esos asuntos, no tomara cartas en el asunto o no se enterara de la situación. No sabemos cuál de los dos casos sería el peor, pero lo que está claro es que el Gobierno se empieza a quedar sin argumentos ante la alargada sombra de la sospecha.