Hasta hace año y medio, ella era una más en la casa de la presentadora. Muchos sábados acudía a almorzar con su novio y la jefa de su novio. Hasta que sucedió algo. ¿Qué fue lo que pasó?
La guerra ha comenzado. Desde fuera. Dentro está el protagonista, Gustavo Guillermo, mano derecha de Teresa Campos y la persona que más cerca ha estado de la comunicadora malagueña en los últimos 33 años. Viajes, comidas, reuniones, compañía y secretos son los cinco ingredientes y pilares donde se forjó la relación entre la jefa y su “tercer hijo”.
Gustavo Guillermo se convertía en concursante de Gran Hermano VIP el pasado jueves. Lejos de la casa están su defensora, su novia Ainhoa, y la nieta de Teresa Campos, Alejandra Rubio. Cada una saca las garras para defender lo suyo.
De momento poco. Habrá mucho más. La relación entre Gustavo Guillermo y Teresa Campos fue de complicidad hasta el final. Los últimos meses de Teresa Campos están invadidos por la enfermedad del olvido. Fue el momento en el que Gustavo decide ser concursante del reality de Telecinco.
Hasta hace año y medio, Ainhoa era una más en la casa de Teresa Campos. Muchos sábados acudía a almorzar con su novio y la jefa de su novio. Hasta que sucedió algo. ¿Qué pasó?
ESdiario ha tenido acceso a fuentes solventes del entorno de la presentadora. Ainhoa tuvo prohibida la entrada en la casa de Teresa Campos porque cuando ya no estaba al cien por cien como en tiempos anteriores, sentía celos de la novia de Gustavo. Y lo mejor fue prescindir de la presencia de la pareja del chófer para hacerle la vida más agradable a María Teresa Campos. Durante años, Ainhoa pudo acudir hasta que se le recomendó y fue obligada a dejar de asistir la pareja de Guillermo.
Así se hizo. Mil interpretaciones de la ausencia. En su momento ESdiario pudo hablar con la pareja y confirmaban la noticia de estos posibles celos de Teresa Campos hacia la pareja del hombre que estuvo con Teresa Campos en sus luces y sombras. Hombre de confianza hasta el final. La versión de que era Ainhoa pudiese filtrar información era lejana a la realidad. La razón era cuidar y proteger a Teresa Campos en sus últimos meses. Así se hizo por prescripción médica. La versión coincide con la de las hijas, Terelu y Carmen Borrego, cuando aseguraban que el médico les había aconsejado que era mejor que su madre estuviese tranquila y no con visitas continuadas porque se podía alterar.